David Bonvehí “ha calculado mal y puede ser el fin definitivo”. Es el comentario de miembros del PDECat que han avalado su estrategia en los últimos meses, pero que ahora entienden que ya se ha traspasado una línea complicada. La decisión de llevar a JxCat a los tribunales, al entender que la marca es propiedad del PDECat, supone un desafío a Carles Puigdemont que éste no dejará pasar. Ya no hay ninguna posibilidad de un acuerdo de integración o de cierta singularidad para el PDECat en el seno de JxCat que es, precisamente, lo que quería Bonvehí.
El PDECat celebrará su ejecutiva este lunes. Quien acompañe a Bonvehí “sufrirá” las consecuencias, según apuntan las mismas fuentes. Es decir, Puigdemont seguirá los pasos de todos aquellos que intenten apoyar a Bonvehí para, a partir de ahora, machacarlos sin piedad. ¿Por qué? Porque Bonvehí lleva a los tribunales a una fuerza política que “tiene dirigentes políticos en prisión”, y parece actuar como “el Estado español respecto al proceso independentista”.
¿Candidatura con Chacón?
Es la “tumba” del PDECat, que intentaba una operación muy delicada: presionar al máximo para llegar a un acuerdo final con JxCat, y, en última instancia, buscar una candidatura propia con la consejera de Empresa Àngels Chacón al frente, o con uno de los alcaldes más destacados, Marc Castells, edil de Igualada. Eso se aleja ahora por completo, porque los propios cuadros y dirigentes del PDECat no podrán asumir que sus excompañeros hasta ahora, en el seno de JxCat, les tilden de traidores o de utilizar las mismas armas que el “Estado español”, judicializando los problemas.
El PDECat se está desangrando por momentos. No tiene 12.000 militantes, como difunde el partido, sino algo más de 5.000, los que están a corriente de pago de las cuotas exigidas. En las últimas semanas, presidentes locales de distintas agrupaciones, se han dado de baja. Y lo que puede ocurrir es que, de forma individual, sus militantes ingresen directamente en Junts per Catalunya o en otras formaciones --en este caso por parte de los desilusionados y cabreados con el proyecto rupturista de Puigdemont. Esos últimos son los que espera Marta Pascal, excoordinadora general del PDECat, para su Partit Nacionalista de Catalunya.
Tres posiciones distintas
Porque ahora todo se ha dividido todavía más. En un lado figuran dirigentes como Lluís Soler --alcalde de Deltebre, y presidente de la Asociación Catalana de Municipios (ACM)-- o Ferran Bel. Lo que pretenden es llegar a un acuerdo de última hora con Puigdemont para seguir en primera línea política. En el caso de Bel su objetivo es ser el jefe de filas en el Congreso, en sustitución de Laura Borràs. En otro lado están los más rupturistas, como Montserrat Candini, Marc Solsona y Marc Castells, alcaldes importantes que no quieren saber nada de Puigdemont, y alientan una candidatura propia, con Chacón de candidata o con uno de ellos mismos. Y existe un tercer sector, que se identifica en el alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa, que no quiere a Puigdemont, pero sabe que en su grupo municipal los partidarios del expresidente son mayoría. Y eso es extensible a muchos grupos municipales del PDECat.
Es decir, Bonvehí “no ha medido bien, y se ha excedido, porque ir a los tribunales es excesivo”. Con lo que una posible candidatura propia, de lo que quede del PDECat a partir de las próximas semanas, “podría tener unos resultados completamente desastrosos”, indican las fuentes del partido consultadas.
Pascal espera el desenlace
Lo que queda ahora es una entrega de los que quieran seguir en la carrera política en el instrumento político que impulse Puigdemont, si es que no puede, por decisiones del juez, seguir utilizando la marca de JxCat. Y los que lo quieran evitar, tienen al partido de Pascal, aunque las relaciones de ésta con Bonvehí no son buenas.
El hecho es que las divisiones en el seno de lo que fue Convergència son enormes y en todos los niveles. Y puede afectar a las instituciones, en función de quién abrace a quién, como se ha comprobado ahora con las bajas de concejales y de senadores, que han roto con el PDECat.
Aunque la operación de Bonvehí la aprovechará Puigdemont, para represaliar a todos los que le apoyen, también supone un desgaste enorme para Junts per Catalunya. Es lo que deseaba, precisamente, el partido de Pascal, con la esperanza ahora --y Puigdemont lo facilitará-- de que las elecciones no se convoquen de forma inmediata. En el horizonte de los próximos meses, de cara ya a 2021, todo el tiempo que pase puede servir para engrosar las filas del PNC, con el PDECat ya en las últimas.