La “represión” es la expresión que utiliza de forma habitual el Govern de la Generalitat para referirse a decisiones que no le gustan. La portavoz del Ejecutivo catalán, Meritxell Budó, ha señalado que, tras la petición de fiscalía, de suspender el tercer grado a los dirigentes independentistas, los nacionalistas catalanes siguen "con la misma represión" a la que están "acostumbrados" y que sufren, dice, "desde hace muchos años".
Según Budó, se debe recordar que "el Gobierno que se decía el más progresista de la historia actúa igual que el anterior y en Cataluña no se ha notado ningún cambio", ha añadido, en referencia al Ejecutivo español de Pedro Sánchez.
"Un paso atrás"
Aunque es una decisión de fiscalía, de la administración de justicia, y dentro del proceso de toma de decisiones y de recursos, que afecta a los dirigentes independentistas, la Generalitat entiende que se mantiene un proceso de bloqueo y de "represión".
Budó ha reaccionado con contundencia: "Denunciamos y lamentamos este paso atrás que supone el anuncio de retirar el tercer grado a los presos políticos", ha señalado, antes de dar cuenta de las últimas decisiones del Ejecutivo sobre la pandemia del Covid.
El precedente de Forcadell
La fiscalía ha recurrido ante el juez de vigilancia penitenciaria el tercer grado de seis de los nueve presos independentistas y ha pedido, precisamente, que se suspenda de forma inmediata el régimen de semilibertad que les concedió la Generalitat, a través del Departamento de Justicia, el pasado 14 de julio, por el que sólo van a dormir de lunes a jueves a prisión.
Una medida del Tribunal Supremo sobre el régimen de Carme Forcadell ha abierto ahora la posibilidad de que la fiscalía pueda objetar la manera cómo se ofreció el tercer grado y deja la puerta abierta para los recursos de fiscalía. Los propios dirigentes independentistas señalaban estos últimos días que daban por seguro ese recurso y que volverían a prisión.