¿Quién espera a quién? El juego de las estrategias, del cálculo para designar a tal candidato en las listas electorales, puede resultar fatal para el catalanismo político no independentista y de centro liberal que pretende conseguir un hueco en el Parlament. Dos formaciones han acelerado sus pasos para ir a las elecciones "sí o sí". Se trata de Lliures y Lliga Democràtica, y también de Convergents, el partido de Germà Gordó, que han elaborado un primer documento para vislumbrar un posible acuerdo con los partidos catalanistas y que no esperarán la decisión del Partit Nacionalista de Catalunya (PNC), la formación que dirige Marta Pascal.
El programa lo podría compartir perfectamente el PNC, y también buena parte de los restos del PDECat que no quieran integrarse en Junts per Catalunya. Son recetas clásicas del centroderecha nacionalista que defendió Jordi Pujol antes del inicio del proceso independentista, en el último tramo de mandato de CiU. Lo que se pretende es lograr un pacto fiscal, que mejore la financiación de la Generalitat, y un mayor reconocimiento de Cataluña como "nación".
¿En busca de Ciudadanos?
La cuestión es si todo ese paquete programático, que sí huye del derecho a decidir o de un referéndum de autodeterminación, es o no una pantalla definitivamente pasada. Lliures y la Lliga Democràtica consideran que no, que eso, precisamente, puede ser el banderín de enganche para exvotantes de Junts per Catalunya que se sientan decepcionados por el fracaso del proceso independentista. Pero se desea, al mismo tiempo, buscar un elector que ofreció su confianza a Ciudadanos y que, principalmente, no quiera que el Gobierno de la Generalitat derive hacia posiciones izquierdistas.
El ejemplo que ofrecen estas formaciones es el decreto de vivienda del Govern de Quim Torra, que deja a los propietarios en una situación delicada, con más garantías para los okupas que se instalan en un hogar. Es decir, existe un eje nacional pero, y eso es lo que más se reivindica, también existe un eje social, izquierda-derecha, que se ha desdibujado por completo en los últimos años en Cataluña.
Cómo obtener representación
El problema para Lliures y la Lliga, junto a Convergents, es que sin masa crítica será imposible tener representación en el Parlament. Units per Avançar, el partido que dirige Ramon Espadaler, piensa mucho en esa circunstancia. Tras la ruptura de CiU, el espacio de Unió Democràtica se presentó en solitario en las elecciones de 2015 y, pese a lograr algo más de 100.000 votos, no obtuvo ni un solo escaño.
Lliures y la Lliga Democràtica buscarán un acuerdo con el PNC de Marta Pascal que, a su vez, lo busca con Units per Avançar. Pascal, en todo caso, no quiere tomar ninguna decisión hasta que el presidente Torra convoque elecciones, y se sepa la fecha electoral, que podría ser en otoño y, en concreto, el 4 de octubre. Sin embargo, las formaciones de Fernández Teixidó y de Astrid Barrio perfilan otro plan, que sería el de apoyar y complementar candidaturas con otros partidos del ámbito constitucionalista, como el PSC o Ciudadanos. La decisión, pese a todo, es que “se debe ir a las elecciones, sí o sí, y probar suerte”.
A la espera de Puigdemont
Ese espacio podría reconfigurar el mapa político. Si obtuviera representación, y según los expertos en demoscopia existe una bolsa de unos 300.000 votos, estaría en peligro la mayoría absoluta del independentismo formada por Junts per Catalunya, ERC y la CUP. Obtener entre cinco y diez escaños podría cambiarlo todo, condicionando mayorías.
Y esa es la gran diferencia entre las diferentes formaciones políticas que aspiran a ese centro catalanista no independentista: ¿Apoyaría Marta Pascal al socialista Miquel Iceta como presidente o al candidato de Junts per Catalunya o de ERC?
Los movimientos y las negociaciones para elaborar una candidatura conjunta se mantienen y se acelerarán a partir del 25 de julio, cuando Carles Puigdemont tiene previsto presentar su propio proyecto político. Pero, por ahora, Lliures y la Lliga aceleran y dan un paso adelante.