El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo (ERC), se suma al recurso fácil que tan buenos réditos ha dado a los dirigentes nacionalistas catalanes en las últimas décadas: culpar de todo a España, también en aquello sobre lo que tienen competencias propias. La crisis del coronavirus no ha sido una excepción: ocurrió durante el estado de alarma, cuando el Gobierno asumió la coordinación de la lucha frente a la pandemia, y también ahora, cuando las comunidades autónomas disponen de plena capacidad para decidir y asumir sus propias responsabilidades.
Al igual que ocurrió el pasado fin de semana con la consellera de Sanidad, Alba Vergés, cuando acusó al Ejecutivo central de no haber controlado los movimientos de los temporeros de la vecina provincia de Huesca, Pueyo no ha sido menos y también culpa al Estado de "mirar hacia otro lado" ante la llegada a la ciudad y su comarca, desde hace semanas, de esos trabajadores en situación de vulnerabilidad, parte de ellos sin permiso de residencia.
La Generalitat no confinó hasta el sábado
A pesar de que el Govern independentista de la Generalitat no se decidió a confinar Lleida y su comarca hasta el pasado sábado a mediodía, cuando los contagios ya se habían multiplicado coincidiendo con la campaña de recogida de fruta en la zona, Pueyo se quejó en una entrevista a EFE de que "en días de confinamiento, en los que el Estado tenía que garantizar que no había movilidad entre provincias", llegaron a la ciudad personas de Canarias, Baleares, Andalucía y el País Vasco, entre otros lugares.
Pueyo ha explicado que la actividad agrícola de la provincia de Lleida genera desde hace más de 25 años la llegada cada verano de entre 25.000 y 30.000 personas para trabajar en la recogida de la fruta, bastantes de ellas sin la documentación en regla. "Es como si a Barcelona llegarán de golpe 130.000 personas", ha comparado. Lo cual también choca con el hecho de que la Generalitat no se decidiera a confinar hasta hace tres días.
"Según las reglas del Estado, no tienen papeles, y como no tienen papeles, no pueden trabajar. Es un bucle que los condena a la marginalidad", explicó el alcalde de ERC. Pueyo asegura que "nosotros no somos racistas", y que un 20% de la población de Lleida tiene "raíces fuera, lo que consideramos un valor".