La confusión es enorme, porque los nuevos partidos no independentistas, dentro de la corriente del catalanismo, quieren obtener representación en el Parlament, pero pueden olvidar cuál es el objetivo. Y no es otro –por lo menos el inicial— que provocar la pérdida de la mayoría absoluta del independentismo que representan Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. ¿Y cómo se logra eso? El partido de Units per Avançar, de Ramón Espadaler y Albert Batlle aparece como la pieza decisiva.
La cuestión la desgrana el politólogo Juan Rodríguez Teruel, al señalar que existe, ciertamente, entre 250.000 y 400.000 votos que esperan una oferta política, en el campo nacionalista/catalanista, que no opte, otra vez, por vías unilaterales. Votos centristas, y catalanistas, que reclaman la máxima defensa del autogobierno, pero que entienden que los dirigentes independentistas se han equivocado en los últimos años. Y ese es el problema central, ¿en quién pueden confiar, en ‘insiders’ de ese nacionalismo o en nuevos movimientos que busquen otras complicidades?
¿Quién quiere rectificar?
Uno de los políticos que más ha trabajado en estos años por recuperar ese catalanismo es Antoni Fernández Teixidó, impulsor de Lliures, el partido que intenta, con la Lliga Democràtica, que lidera Astrid Barrio, una alianza con todos los grupos. Y su idea es que el independentismo “no admitirá que se ha equivocado”, y que, por tanto, el votante de esos partidos no se inclinará ahora por opciones que busquen caminos muy diferentes.
Por ello, lo que haga Units per Avançar es determinante. Pueden inclinar la balanza, con un acuerdo con el Partit Nacionalista de Catalunya, (PNC), el que ha impulsado Marta Pascal, y que combina exdirigentes del PDECat con jóvenes profesionales, o buscar una alianza con Lliures y la Lliga Democràtica. Units per Avançar, que en estos años ha mantenido un acuerdo con el PSC, estuvo a punto de entrar en el Parlament en las elecciones de 2015, con la candidatura, precisamente, de Espadaler. Son los herederos de Unió Democràtica, los ‘insiders’ que gobernaron Cataluña junto con Convergència.
Las dudas del PNC
Albert Batlle, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, en el grupo del PSC-Units, --y exconcejal del PSC durante años en el mismo ayuntamiento—es la pieza esencial en estos momentos. Planta cara al independentismo, al señalar que se debe acordar una gran candidatura unitaria frente a los independentistas, logrando los aplausos de Lliures y de la Lliga Democràtica, pero suscitando dudas en el seno del PNC, a pesar de que los dos partidos mantienen estrechas negociaciones para un acuerdo.
Las dudas todavía son grandes. ¿El PNC y Units, para volver a establecer una especie de CiU en pequeño? Para el equipo de Marta Pascal, las palabras de Batlle son un error, porque el objetivo es “hacer las cosas de otra forma, pero no renunciar al proyecto independentista”. Y eso enlaza con lo que apunta Rodríguez Teruel. Si hay una ventana de oportunidad para una nueva fuerza política, es más probable que la aproveche el PNC. Algo que no ve claro Fernández Teixidó, porque sería tanto como atraer, por parte de Pascal, a los que admiten los errores de los últimos años. Y eso “nadie quiere hacerlo, dentro de ese mundo”.
Puigdemont lo esclarece todo
La cuestión de fondo es que todos los planes de los últimos meses han quedado desdibujados tras la irrupción del PEN, que, además, puede lograr adeptos que lleguen del PDECat, o llegar a un acuerdo conjunto con lo que quede del PDECat una vez se ponga en marcha la fuerza política de Carles Puigdemont, a partir del 25 de julio.
El propio Puigdemont ha clarificado las cosas, al apostar, de nuevo, por una “confrontación” con el Estado, y pedir, abiertamente, que culmine el mandato del 1-O, el referéndum de autodeterminación. Independentistas con vías rupturistas, por un lado, e independentistas que buscan un referéndum acordado con el Estado, por otro. Y catalanistas que querrían retomar el actual Estatut, olvidando cualquier consulta soberanista.
Pocas semanas de margen
Y ahí aparece, de nuevo, Units per Avançar, con Espadaler o Batlle. Su importancia no reside en el número de militantes, sino en su capacidad de arrastre e influencia, por lo que han representado en todos los años de autogobierno. O ‘insiders arrepentidos’ o catalanistas que protegen el autogobierno, que exigen complicidad y ofrecen lealtad, y que pueden llegar a acuerdos con el resto de partidos no independentistas: el PSC y Ciudadanos.
En pocas semanas deberán tomar decisiones. O candidatura unitaria, o cada uno por su cuenta, con lo que se podría desvanecer el objetivo inicial: que el independentismo pierda la mayoría absoluta.