La exdiputada de la CUP Mireia Boya lamenta la falta de apoyo de la formación antisistema cuando denunció un episodio de acoso laboral que provocó su dimisión. "La dirección debió estar más a mi lado", señala la afectada. Tras conocer lo sucedido, el pasado año, grupos locales ya se rebelaron contra la cúpula del partido por su tibieza y falta de "transparencia y autocrítica".
Ahora es Boya quien, en una entrevista en el Diari de Girona, admite el abandono de su formación, y señala que el secretariado nacional debió "ser más contundente", aunque admite, eso sí, que ha recibido el apoyo de la militancia.
Más víctimas de su "agresor"
La anticapitalista, que en su día formó parte del mismo secretariado, acaba de publicar Trencar el silenci, un libro en el que también confiesa que sufrió "acoso psicológico", del que señala, es el "más difícil de detectar". Explica que no se trata de un momento concreto, como puede suponer una agresión física, sino "un conjunto de cosas que hacen que pierdas la autoestima y que te hacen dudar de ti misma".
Boya llegó a asimilar, según apunta, que no servía para nada. "En mi caso para ser diputada, solo porque alguien hacía que así lo creyese", lamenta. La exdiputada también ha denunciado que su "agresor" repitió la misma conducta con otras mujeres. "No soy la única", advierte. Por eso ha publicado el libro, para "dar voz a las demás".
Dimisión
Fue en febrero de 2019 cuando la aranesa abandonó el partido con un duro mensaje en el que denunciaba que uno de sus compañeros en la ejecutiva la había sometido a "agresiones machistas", con "comportamientos agresivos y roles de poder".
Tras ello, avanzó que necesitaba recomponerse y descansar por "un episodio continuado de agresión psicológica que ha supuesto una gestión emocional todavía complicada".