La convulsión es enorme, pero los planes para lograr una fórmula que pueda ser viable en las elecciones catalanas comienzan a ser claros. La irrupción del PNC, el partido de los exconvergentes, que capitanea Marta Pascal, ha provocado un seísmo, que obliga a toda la constelación catalanista a tomar decisiones. Y quien lidera una fórmula de “unión” de todos esos partidos y movimientos es LLiures, que este jueves celebra su quinta asamblea con un objetivo: agrupar a todo el catalanismo no autodeterminista, para “no repetir los errores que han derivado en un fracaso total”.
Lliures, el partido que impulsó Antoni Fernández Teixidó, que dejó Convergència en 2016, tras 23 años de militancia en el partido de Jordi Pujol, ha trazado una alianza con la Lliga Democràtica, una formación que quiere incidir en el eje socio-económico, sin abandonar reivindicaciones del nacionalismo como una clara mejora del sistema de financiación autonómica. Pero esa relación está incompleta. Las fuentes consultadas insisten en que un papel esencial lo tendrá Units per avançar. Y ello por una cuestión clara: si el partido que constituyó Ramón Espadaler, ex dirigente de Unió Democràtica, logra un acuerdo con el PNC de Marta Pascal, --está cerca de concretarlo-- se podría hablar de una especie de reedición de CiU, en pequeño, y manteniendo, además, ese objetivo del referéndum pactado, del derecho a la autodeterminación.
La incidencia de Albert Batlle
Sin embargo, ¿es esa la oferta electoral que puede tener ahora éxito, para una parte de la sociedad catalana que quiere pasar página del proceso independentista? Esa es la pregunta que se formula Lliures, con una respuesta todavía más clara. Al revés. La oferta catalanista sólo podrá tener un cierto éxito –obtener representación en el Parlament—si se desmarca de esa experiencia. Pero Lliures y la Lliga Democràtica, que ha incorporado a Silvia Requena como secretaria general –procede de Convergència y de Convergents, el partido que impulsó el exconsejero Germà Gordó-- necesitarán más apoyos para ofrecer una oferta importante, y están a la espera de la decisión de Units per Avançar.
En ese partido –herederos de Unió—la incidencia de Albert Batlle, quinto teniente de alcalde de Barcelona y responsable de la seguridad de la ciudad (ex concejal socialista), es cada vez mayor. Y Batlle ha señalado que la prioridad es un partido que pueda hacer frente al independentismo. Es la oferta que, desde dentro del catalanismo, desde los propios protagonistas de los últimos 30 años en Cataluña, no existe todavía. Y es lo que pretende capitalizar Lliures y la Lliga, con la idea de que se sume Units per Avançar. Esa es la disyuntiva en estos momentos, a falta de pocos meses de que se celebren las elecciones al Parlament.
¿Qué pasa con el PDECat y el PNC?
Lliures, en todo caso, y así lo aprobará en la asamblea de ese jueves, quiere presentarse a las elecciones, con ese objetivo: un proyecto catalanista no independentista ni ‘escocés’, en el sentido de plantear, otra vez, un referéndum de autodeterminación, que es la base ideológica a la que no quiere renunciar el PNC, que esperará, a su vez, a los cuadros y dirigentes que salten del barco del PDECat cuando se integre definitivamente en Junts per Catalunya, o llegue a algún tipo de acuerdo con la formación de Puigdemont.
En el caso de que no prospere esa alianza del catalanismo, que tenga como centro Lliures y la Lliga Democràtica –que preside Astrid Barrio--, ¿puede jugar el PSC algún papel? Todo eso se está discutiendo estas semanas, con la posibilidad de que los socialistas mantengan su acuerdo con Units per Avançar, con el grupo parlamentario que ya tienen en el Parlament, y lo amplíen con otras personalidades o movimientos, sin excluir a la propia formación de Lliures.
De lo que ocurra en esas conversaciones y de los acuerdos a los que lleguen todas esas formaciones, dependerá en gran medida que el independentismo –Junts per Catalunya, con Carles Puigdemont como líder absoluto y Esquerra Republicana—mantenga o no su mayoría absoluta en el Parlament. Y si la perdiera, “comenzará un nuevo partido en Cataluña, por lo que lo que se juega ahora es trascendente”, señalan las mismas fuentes consultadas, convencidas de que “si existe una oferta con cara y ojos catalanista, pero que no juegue otra vez con el independentismo, habrá demanda”.