La reacción es furibunda y eso puede indicar que la decisión de algunos exdirigentes de Convergència y del PDECat puede resultar exitosa. El hueco existe y el PNC, que se constiuye este sábado, lo quiere intentar. El hecho es que el propio presidente de la Generalitat ha reaccionado en contra: “Con presos políticos y exiliados, con el derecho de autodeterminación negado, con la Generalitat vejada por el estado de alarma, proclamar la ‘lealtad a España’ es toda una declaración de principios”, ha señalado.
El PNC, el Partit Nacionalista Català, tiene como máxima la de no negar ningún proyecto político en Cataluña, pero rechaza que se pueda establecer una vía unilateral. Lo que se defiende es un pacto con el Gobierno central para celebrar, en algún momento y si fuera necesario, un referéndum soberanista. En palabras de Carles Campuzano, exdiputado de CiU en el Congreso, “se debe encontrar una solución para que todos los proyectos políticos puedan tener cabida”.
El PDECat resiste
El problema es el cómo se logran los objetivos, y con qué garantías. Pero para Torra eso significa una “lealtad” a España al entender que se han vulnerado derechos democráticos con el juicio a los dirigentes independentistas o al negar el derecho a la autodeterminación.
El nuevo partido se constituye en un momento en el que el PDECat se niega a verse integrado, sin un perfil propio, en Junts per Catalunya, el partido que sirve a los intereses de Carles Puigdemont. El presidente del PDECat, el heredero de Convergència, David Bonvehí, ha defendido la integridad del partido, en contra de las propias preferencias de los políticos presos de la exConvergència, como Jordi Turull o Josep Rull, que abrazan la idea de Puigdemont.
El hueco, en todo caso, lo podría alcanzar el PNC, si atrae a los cuadros medios y militantes del PDECat que prefieran ya iniciar un proyecto distinto, lejos de las guerras internas que provocan los adeptos a Puigdemont, como el propio Torra.