Una última prórroga del estado de alarma que puede ser determinante para la cohesión del gobierno catalán. El presidente Pedro Sánchez ha comunicado a los presidentes autonómicos que pedirá una nueva prórroga, la última, del estado de alarma, hasta el 21 de junio. Y se ha encontrado con el rechazo del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que se ha enfrentado a Sánchez, al entender que su gobierno debería recuperar ya todas las competencias. Sin embargo, Sánchez tiene garantizada esa prórroga tras llegar a un acuerdo con Esquerra Republicana, el socio de Torra.

Se trata de una lucha interna en el seno del Govern de la Generalitat, que ha aprovechado Esquerra Republicana, que no quiere quedarse descolgada de los acuerdos con el Gobierno central. Torra entiende que las decisiones como Govern deben comprometer a los dos partidos que lo conforman, pero Esquerra desea que su grupo parlamentario en el Congreso tenga toda la capacidad de maniobra posible.

"No puedo aceptar la nueva prórroga"

Justo antes de iniciar la reunión telemática con el presidente Sánchez, Torra ha avanzado su posición a través de su cuenta de Twitter: “Hoy expondré a Sánchez que por respeto a la institución que represento y en defensa de las competencias de todas las consejerías del Govern, y en especial de Salut, no puedo aceptar la prórroga del estado de alarma, que precisamente las anula y las centraliza”.

 

Pero lo que Sánchez ha comunicado a las autonomías es que las competencias volverán a manos de los gobiernos autonómicos –salgo las de movilidad de los ciudadanos—cuando lleguen a la tercera fase de la desescalada. Todo eso se prevé que coincida con el final de la nueva prórroga, el 21 de junio.

El rechazo de Torra muestra la bronca interna con Esquerra y se puede incrementar con una nueva situación: la votación en el Congreso del suplicatorio sobre la diputada Laura Borràs, de Junts per Catalunya, para que pueda ser juzgada por diversos delitos como el de malversación de caudales públicos. Esquerra valora seriamente votar a favor de ese suplicatorio, lo que sería ya la puntilla para romper un Govern que ya no mantiene ninguna cohesión, a la espera de que el propio Torra convoque elecciones.