Un sueño que se arrastra desde la transición, y que ahora se ha hecho realidad, aunque con un futuro incierto. Los exconvergentes que dejaron el PDeCAT y que constituyeron el movimiento de Poblet, han adquirido los derechos del Partido Nacionalista Catalán, un nombre ya registrado desde 1978 en el Ministerio del Interior, cuando militantes de CDC, de Unió Democràtica y de ERC valoraban presentarse unidos antes de las elecciones de 1979. La idea ahora de exdirigentes como Marta Pascal, Carles Campuzano o Jordi Xuclà es adoptar el papel del PNV, un nacionalismo que pueda colaborar con los gobiernos españoles y tender puentes con otras formaciones para gobernar en Cataluña.
La decisión ya está tomada. En las últimas semanas los contactos se han multiplicado después de que todo estuviera congelado por la crisis del Covid-19. La voluntad es presentarse en las elecciones catalanas, con un nombre tal vez distinto, porque se está a la espera de llegar a un acuerdo con Units per Avançar, el partido de la ex Unió Democràtica que dirige Ramon Espadaler.
Pascal deja el Senado por sus discrepancias con Puigdemont / TV3
Unos 200.000 votos en juego
La voluntad de las dos formaciones es aproximar posiciones, aunque todavía no se ha alcanzado un pacto, mientras que se espera que se incorporen otros grupos o movimientos, como Portes Obertes al Catalanisme. El objetivo es claro: buscar una grieta en el independentismo, de todos aquellos que consideren que el proceso iniciado en los últimos años no ha llegado a ninguna parte.
Si eso se produjera, con unos 200.000 votos en el aire, el independentismo podría perder la mayoría absoluta en el Parlament, dando pie a otra situación completamente distinta, con oportunidades para el PNC, junto al PSC, u otros partidos que decidieran abandonar los maximalismos.
¿Pactos con otras afirmaciones?
La voluntad del movimiento de Poblet de convertirse en un partido político estaba latente desde el primer momento. Lo había señalado Marta Pascal en sus últimas intervenciones públicas y en la presentación de un libro sobre su experiencia en el proceso independentista como coordinadora general del PDeCAT.
Ese nacionalismo moderado, que busca recuperar el papel de la vieja Convergència, pero con un programa socio-económico adoptado a los nuevos tiempos –gracias al esfuerzo de distintos profesionales de todos los ámbitos que han elaborado planes económicos a través de El país de demà— entra en competencia, sin embargo, con otros intentos que buscan un objetivo similar, como Lliures o Lliga Catalanista. La intensidad en las próximas semanas será enorme para saber quién y cómo se presenta en las elecciones autonómicas, que podrían convocarse tras el verano.