En plena epidemia de coronavirus, con más de 35.000 casos confirmados y conocidos y cerca de 4.000 fallecidos --el 52% de ellos, en residencias de ancianos-- por esta enfermedad en Cataluña, y con la población angustiada por el temor, los síntomas de la misma o la falta de atención, los dirigentes de Generalitat continúan indignados con la cifra de mascarillas que el Gobierno español ha enviado a esta comunidad para repartir entre su población: 1.714.000 unidades. Y no por la cantidad, sino por la cifra en sí, que vinculan con otras cuestiones que nada tienen que ver con esta grave crisis sanitaria mundial.
Lejos de rectificar o pedir disculpas por sus declaraciones de ayer este sentido, el consejero de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha insistido este martes en reclamar "al Gobierno español" que aclare de dónde sale esa cifra de 1.714.000 mascarillas, porque a él le evoca el año de la caída de Barcelona en la Guerra de Sucesión entre borbónicos y austriacistas: 1714. A su peculiar modo de ver, las explicaciones dadas por el Ejecutivo central "no cuadran".
El Gobierno niega "intencionalidad"
Buch, que al igual que otros dirigentes nacionalistas del gobierno autonómico se han quejado airadamente por esta cuestión, denunció ayer que no "se puede jugar con la historia de Cataluña" y amenazó incluso con "no tolerar" que la siguiente remesa enviada por el Gobierno español pueda ser de "1.939.000 mascarillas", porque entonces lo relacionaría con el inicio del franquismo, como si 1939 fuera el año de la derrota de Cataluña en la Guerra Civil, menospreciando así al resto de la España democrática.
La delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, ha negado este martes que hubiera "intencionalidad" alguna en la cantidad enviada de 1.714.000 mascarillas a Cataluña, ha subrayado que el Ejecutivo no tiene "tiempo ni ganas" de polemizar con estas cuestiones y ha explicado que se enviaron "las que tocaron en función de la población".
El consejero se pone a hacer cálculos
Pero a Buch tampoco le ha gustado esta explicación: "Hagan números. Si coges los diez millones de mascarillas que anunció el Gobierno y se divide entre población, o entre población activa de Cataluña, los números no salen por ninguna parte. Por lo tanto, quien debe dar explicaciones de cómo se llega a este número no soy yo, quien debe explicarlo es quien lo hace", ha exclamado este alto responsable de la administración autonómica, mientras la población catalana sigue a la espera de que la lleguen las mascarillas compradas por la Generalitat la semana que viene..
"El ejercicio que hicimos ayer, cuando nos dieron el número, no salía por ninguna parte. Parecía un número aleatorio, porque dividiendo entre la población o entre la población activa, no cuadra. A partir de aquí, quien debe explicar de dónde sale el numero no soy yo, que no puedo adivinar de dónde sale", ha insistido.
Sobre este tema, la consejera de Presidencia y portavoz del Govern de la Generalitat, Meritxell Budó, ha respaldado estas teorías indicando que que "no creo en las casualidades, pero que cada uno extraiga sus conclusiones".
Usar el castellano para "diferenciar"
Por otra parte, a preguntas de los periodistas, Buch también ha justificado que en sus comparecencias se refiera siempre en castellano al "Gobierno de España" o "Gobierno del Estado español" aunque hable en catalán, evitando así traducir el término
Una práctica que, según ha asegurado, mantiene desde hace muchos años, ya que así trata de "diferenciar" entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno central, para "hacerlo más corto". Algo curioso, teniendo en cuenta que la cantidad de palabras utilizadas en caso de traducirlas sería exactamente la misma. "Se entiende más fácil", ha esgrimido. Hasta hace bien poco, Buch, como el resto de los nacionalistas, hablaba del "Estado" cuando quería referirse a la Administración central, al Gobierno o a España.