La afirmación de Pablo Casado durante su intervención en el Congreso de este jueves fue elocuente: “Los españoles merecen un Gobierno que les diga siempre la verdad”. Fue una clara referencia al gran referente del PSOE en los últimos diez años, Alfredo Pérez Rubalcaba cuando, tras los atentados del 11-M de 2004, reclamó que los españoles se merecían un Gobierno que no mintiera, que dijera siempre la verdad. Con esta alusión, Casado trasladó la posición del PP en la crisis contra el coronavirus: no habrá nuevos Pactos de la Moncloa, no habrá ninguna aproximación seria si Pedro Sánchez mantiene su Gobierno de coalición con Unidas Podemos. Eso está fijado ahora de forma granítica en el PP, hasta el punto de que el secretario general del partido, Teodoro García-Egea, lo tiene fijado en su cuenta de Twitter: “Sánchez los llama pactos de la Moncloa, pero en realidad son los pactos de Galapagar”, dice en referencia a la localidad de residencia de Pablo Iglesias e Irene Montero.
El PP ni puede ni quiere hacer otra cosa ahora que esperar y ver cómo el Gobierno de Sánchez gestiona las próximas semanas, con la nueva prórroga del decreto de alarma. El escollo es Unidas Podemos, porque se entiende que las medidas que se puedan tomar chocarán con el programa ideológico que, a juicio de Casado, Pablo Iglesias acabará por imponer en el seno del Ejecutivo, con una intervención total en la economía como, de hecho, ya advirtió el ministro de Transportes y mano de derecha de Sánchez, José Luis Ábalos, la pasada semana.
Detrás de Vox
Pero es que tampoco puede, si quiere seguir liderando la oposición. Así lo entiende la dirección del PP. En un país en el que el Gobierno acabara fracasando, ¿quién retoma las riendas si no hay oposición? El politólogo Oriol Bartomeus señala que las distintas oscilaciones en las encuestas no son significativas y que el PP no ha recuperado “ni un votante” de los 1,8 millones que perdió en beneficio de la formación que lidera un siempre satisfecho y orgulloso Santiago Abascal. “Más allá de las coindidencias ideológicas, que las hay, Casado debe seguir bailándole el agua a Vox, porque no está recuperando ni uno de los 1,8 millones que perdió a lo largo de 2019 hacia la extrema derecha”.
¿Qué hacer en esas circunstancias? Fuentes del PP próximas a Casado señalan que Sánchez debe ser muy consciente de ello, que no puede pedir una reedición de los Pactos de la Moncloa sin constatar que gobierna en coalición con Podemos y que la fuerza política que lidera Iglesias es incompatible con esos grandes acuerdos que se pretenden.
Los reproches del PP
Casado votó a favor de la prórroga del estado de alarma, a diferencia de Vox, que esta vez ya se ha descolgado. Abascal ha decidido sacar tajada política de esta situación, con mensajes muy duros contra Sánchez, al que invitó a dimitir. El PP estará ahora condicionado a esas votaciones, aunque pueda reprochar en el Congreso y ante los medios de comunicación las actuaciones de Sánchez. Tampoco está ayudando al Ejecutivo con una posición determinada para negociar en el seno de la Unión Europea, aunque eurodiputados del PP, como Esteban González Pons, denuncien que sin “solidaridad”, la Unión Europea corre el riesgo de romperse.
La unidad política en estos momentos queda lejos. El líder del PP, como ocurrió en 2010, con la crisis financiera y económica, no llegará a más en su relación con Sánchez. No se puede oponer a la solicitud del estado de alarma, pero los Pactos de la Moncloa segunda parte se descartan. Otra cosa es que acuda a las reuniones que pueda organizar el presidente del Gobierno. “Difícilmente puede aspirar a reescribir la Transición quien no llega a acordar un decreto”, espetó Casado a Sánchez.
El momento de Ciudadanos
En cambio, en ese escenario se dibuja un acercamiento de Ciudadanos al Gobierno, con una posición muy distinta a la del PP, que representó este jueves el diputado Edmundo Bal. “Tendemos la mano, tome esa mano, presidente Sánchez”, señaló Bal. Son sólo diez diputados los de Ciudadanos, pero pueden ser decisivos en el intento de Sánchez de trazar un círculo para aglutinar fuerzas de cara a la “reconstrucción” de la economía española.
En la votación del decreto del estado de alarma se comprobó un nuevo equilibrio de fuerzas: en contra votaron Vox y la CUP, con la abstención de los independentistas catalanes, desorientados en esta crisis, y con graves problemas internos de gestión en Cataluña. A favor votaron el PP, el PNV y Ciudadanos. Ahora Sánchez tendrá 15 días más para demostrar que puede sacar adelante la delicada situación. Es la posición del PP que, por ahora, no tiene ninguna intención de pactar nada más con Sánchez.