La portavoz del Govern, Meritxell Budó, ha anunciado este viernes la suspensión de contratos de obra y servicios dependientes de la administración catalana. Una decisión que llega después de que este miércoles desde la Generalitat asegurasen que solo lo harían en caso de que el contratista así lo solicitase.
La portavoz de la Generalitat, Merixtell Budó / TV3
El Ejecutivo catalán retoma ahora la medida que aprobó la pasada semana, a través de la modificación del artículo 6 del decreto ley 7/2020 del 17 de marzo de medidas urgentes para frenar el coronavirus, en el que indicaba la suspensión de los trabajos de construcción de titularidad pública.
En rueda de prensa telemática, Budó ha destacado que la Generalitat se hará cargo de gastos tanto de los saliros de los trabajadores, como de la maquinaria, y ha detallado que había 37 obras en marcha antes del estado de alarma. De estas, 17 se paralizaron voluntariamente, y ahora podrán detener las restantes.
Protesta de los constructores
Una decisión que llega después de la protesta del sector de la construcción en el territorio, que este jueves remitió una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que exigía el cese de la actividad productiva en las obras, así como los instrumentos económicos necesarios para que las empresas del sector puedan sobreponerse a la paralización de la actividad por la crisis del coronavirus.
El documento, firmado por la Confederació Catalana de la Construcció, sostiene que las obras de construcción deben ser consideradas como una actividad productiva que debe cesar: "Resulta casi imposible, y decir lo contrario es desconocer el funcionamiento del sector".
Distancias de seguridad
Y es que, tal y como apuntaba la patronal, el mantenimiento de la distancia de seguridad --que ha establecido el propio Govern-- entre operarios en determinados trabajos o fases de obra, los desplazamientos en vehículos de menos de nueve plazas ocupados por una sola persona, la desinfección de herramientas y espacios usados por varias personas son medidas que suponen "más que retos para el sector, una utopía".