Literal. La posibilidad de una pandemia solo aparece en una nota a pie de página en los documentos que la Generalitat encargó para diseñar el tránsito a la república catalana. Desde que se decretó el estado de alarma, los dirigentes independentistas no han dejado de reivindicar su autogobierno y de criticar la supuesta recentralización de competencias del Estado.
Dicho de otra manera, los miembros del Govern se han conjurado para simular que Cataluña puede controlar el coronavirus con sus propios recursos y que no necesita a ningún Ejército para hacerle frente. Algo que choca con la falta de previsión de los citados documentos, en los que, además, esa única mención está incluida en el apartado dedicado a la seguridad interna y externa de Cataluña, donde se analiza la conveniencia o no de tener un Ejército y las relaciones con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
El llamado Libro blanco, todo un referente del procesismo, recoge el conjunto de los informes elaborados por el Consejo Asesor para la Transición Nacional y se convirtió en un referente de cómo convertir Cataluña en un estado independiente. Publicado en varias entregas, ninguna de ellas se dedica en exclusiva a la sanidad y mucho menos a abordar un caso de alarma sanitaria. La única referencia explícita a un caso de pandemia aparece como nota a pie de página en el informe titulado La seguridad interna e internacional de Cataluña, concretamente en el apartado referente a la adhesión a la OTAN.
Ejército ¿sí o no?
En efecto, el antimilitarismo que los dirigentes independentistas han expresado estos últimos días choca con aquellas previsiones. Aunque se alude a la posibilidad de prescindir de un Ejército, el Libro Blanco plantea dos grandes alternativas para organizar la política de defensa. Por un lado, ampliar las funciones del cuerpo de Mossos d'Esquadra, que asumirían funciones de seguridad externa, lo que implicaría una militarización parcial de algunas unidades y efectivos de los Mossos.
O crear una Guardia Nacional, con funciones de seguridad, de gestión de emergencias o de defensa, autónoma coordinada con los otros cuerpos de seguridad. “El segundo gran modelo --indica el documento-- es optar por la creación de un ejército que, vistas las nuevas condiciones, podría ser bien diferente de los existentes hasta finales del siglo XX”.
Así, en ese apartado sobre seguridad, y al pie de la página 45, se refiere a los “riesgos de naturaleza diversa” para la seguridad, de naturaleza muy heterogénea, como “los medioambientales, la escasez de agua o de recursos naturales, el cambio climático, el incremento de necesidades energéticas o problemas de salud pública, como pandemias”. Y poco más.
Lo que dice la ley de transitoriedad
Posteriormente, en la llamada Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República aprobada junto a la ley de referéndum en los convulsos días 6 y 7 de septiembre de 1017 --posteriormente suspendidas por el Tribunal Constitucional--, hay una referencia a las crisis sanitarias: "Se podrán establecer por ley los deberes de las personas por los casos de emergencia pública debida a catástrofes naturales, crisis sanitarias, paralización de servicios esenciales de la comunidad, desabastecimiento de productos de primera necesidad, accidentes de gran magnitud u otras situaciones similares".
Pero ya no se ahonda en qué tipo de colaboración interterritorial o acuerdos con organismos internacionales serán necesarios para afrontar una pandemia mundial, como la del coronavirus.