Colas para entrar en Perpiñan (Francia)... pero también para comprar churros españoles. Como no podía ser de otra manera, el éxito de un vendedor ambulante de una spécialité tan espagnole como los churros ha hecho las delicias de los tuiteros.
Resulta que este comerciante se ha instalado muy cerca del escenario donde debía intervenir Carles Puigdemont. Sea por madrugón, sea por el clima desapacible, lo cierto es que los simpatizantes secesionistas no se han podido resistir a comprar esos dulces tan castizos, por lo que, estelada en mano o a modo de capa, han esperado turno para adquirirlos. Pero es que, además, el puesto ambulante iba decorado con la imagen de un toro de lidia.
Vamos, que eso del boicot a los productos españoles no se vio por ninguna parte en la ciudad francesa. El momento ha sido inmortalizado por Xavier Rius, director de e-noticies. Algo parecido ocurre cuando los independentistas se manifiestan contra la justicia española ante la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, situado en el paseo Lluís Companys de Barcelona, que acaban desayunando en el restaurante Mesón Castellano. Tan bizarro o más que los churros de Perpiñán.