El expresidente de la Generalitat Artur Mas define al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como "alguien pragmático que quiere el poder" y como una persona de coherencia poco "fiable". Ello, "desde el punto de vista de los principios puede ser malo, pero desde el de la negociación puede ser bueno", ha expresado en un desayuno organizado por Nueva Economía Fórum, tras la publicación de su libro Cabeza fría, corazón caliente.
Mas ha respondido así algunas preguntas sobre la mesa de diálogo que se reúne este miércoles por primera vez, con ocho miembros del Gobierno –aunque Pablo Iglesias causa baja por amigdalitis– y otros tantos, de partidos independentistas. En este sentido, ha pedido "renuncias mutuas" y "toneladas de voluntad política".
Mas apuesta por la independencia
En su opinión, las dos partes van a la mesa con "líneas rojas" que "ni el Mago Pop" podría conciliar, ha ironizado, por lo que ha abogado por sustituirlas por "líneas verdes" y que haya, así, "renuncias mutuas". En este contexto, ha propuesto que el independentismo "presione" al Estado para que "ponga sobre la mesa una solución en positivo" que se pueda votar en un referéndum junto con la opción de la independencia.
Si ganara la propuesta del Estado, ha apuntado que no serían necesarios cambios legales para su aplicación porque probablemente sería cuestiones de mejora del autogobierno. Si ganara la opción de la independencia, su implementación no sería "automática" –esta sería una renuncia del soberanismo, según Mas–, sino que sería solo un mandato político para luego aplicar las modificaciones jurídicas necesarias para su implementación.
Una "utopía"
Para que haya acuerdos, además, los líderes de esta mesa tiene que estar dispuestos a "quedar mal ante algunos para quedar bien frente a otros", pues ve difícil contentar a todo el mundo.
Mas también ha pedido tener presente que, si hay acuerdo, se cerraría con la actual mayoría parlamentaria del Congreso que invistió a Sánchez, con el riesgo de que otra mayoría en el futuro lo pudiera romper, así que "sería necesario que los poderes del Estado estuvieran alineados con esta solución", algo que ha admitido que es "casi una utopía".