El expresidente de la Generalitat Artur Mas cumple este domingo los 13 meses de inhabilitación a los que fue condenado por organizar la consulta del 9N, lo que le permitiría volver a primera línea de la política, una posibilidad que en sus manifestaciones públicas siempre ha dejado abierta "por responsabilidad".
Lo ha vuelto a hacer este sábado, durante una entrevista en el programa FAQS de TV3, en la que ha señalado que "ser candidato o liderar un partido" no es su prioridad. Eso sí, no lo descarta si se conforma una lista unitaria. Y es que el fin de la inhabilitación coincide con la próxima convocatoria de elecciones en Cataluña --aún sin fecha-- y en pleno debate sobre los candidatos de JxCat y la reordenación del espacio convergente. Aún así, Mas señala que no se pronunciará hasta que el expresidente Carles Puigdemont desvele si encabezará alguna candidatura.
¿Candidato?
Fue en marzo de 2017, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) condenó a Mas a dos años de inhabilitación para ejercer cargos públicos electivos por desobediencia, tras organizar la consulta del 9 de noviembre de 2014, que había suspendido el Tribunal Constitucional. Posteriormente, el Supremo rebajó la condena a un año y un mes.
Mas tiene desde este domingo vía libre para ser candidato electoral y ejercer un cargo público. En su intervención en la cadena autonómica ha sostenido que no luchará por ser candidato, aunque no cerrará las puertas a concurrir a los comicios catalanes hasta que JxCat "haya aclarado definitivamente su estructura". El exlíder de CiU ha defendido que su intención es dedicarse a captar nuevos talentos que se puedan dedicar a la política, y ha rechazado de manera rotunda que vaya a "encabezar operaciones que no vaya en la línea de la unidad del proyecto independentista".
"Una solución que no pase por mí"
Sobre formar parte de una futura lista encabezada por Puigdemont, en la que él, siendo número dos, ejercería como presidente, en caso de resultar vencedores, ha señalado que no es lo que desea. “Intentaré buscar una solución que no pase por mí”, ha apuntado.
"La etapa que yo podría liderar está cerrada. La situación es la que es. Me queda el compromiso y el sentido del deber. Sé que tenemos un problema de narices, y no soy insensible a escuchar propuestas, pero mis preferencias están claras", ha zanjado Mas, quien asegura que ser candidato no es su prioridad.
Recortes y corrupción
El organizador del 9N es un referente en el espacio postconvergente, pero mucho ha llovido desde que en enero de 2016, repudiado por la CUP --que se negó a investirlo como president--, tuvo que ceder el testigo a Carles Puigdemont, y difícilmente tendrá cabida en puestos relevantes --no meramente simbólicos-- en la futura lista electoral de JxCat.
Los sectores más cercanos a Puigdemont y alejados del PDeCAT no dejan de verle como un convergente que aplicó recortes y que estuvo al frente de una Convergència salpicada por casos de corrupción, por lo que no verían con buenos ojos que se postulara como próximo candidato de JxCat a la Generalitat.
Puentes en el PDeCAT
Este legado no es el único escollo a una futura candidatura. Son notorias sus diferencias con Puigdemont sobre cómo orientar el procés, si bien Mas ha mantenido las distancias con el sector crítico encabezado por la senadora Marta Pascal, excoordinadora general del PDeCAT, una de las voces que le aconsejó repetir elecciones en lugar de dar un "paso al lado" en 2016 y que en estos momentos se plantea crear otro partido más moderado.
El exlíder de CiU se ha dedicado en los últimos meses a trabajar entre bastidores para tratar de tejer puentes entre el PDeCAT, que ahora preside David Bonvehí, y Waterloo, desde donde Puigdemont mueve los hilos del difuso espacio de JxCat, que abarca no solo a los herederos de la antigua Convergència sino también a la Crida Nacional per la República, que lidera Jordi Sànchez desde prisión, y a sectores independientes que se han ido acercando al proyecto.
23F
Fue en febrero de 2017 cuando Mas subió la escalinata del TSJC para ser juzgado por desobediencia en una de las ya numerosas jornadas históricas del proceso independentista. Era la primera vez desde la Transición que se juzgaba a alguien por su actuación como president, aunque entonces Mas ya no era inquilino del Palau de la Generalitat.
Un año atrás, Mas había dejado paso a Puigdemont, al no haber logrado que la CUP desistiera de su propósito de vetar su investidura y enviarlo "a la papelera de la historia". En marzo de 2017, el TSJC condenó a Mas por desobediencia. La ejecución de la sentencia comenzó el 23 de enero de 2019, por lo que la inhabilitación de Mas culmina este domingo, marcado en el calendario, caprichos de la historia, como un 23F.