Juan Pablo Cardenal no tenía intención de escribir un libro sobre el procés. Periodista y escritor, fue durante diez años corresponsal en Asia, y ha seguido como pocos periodistas otro proceso: el de la internacionalización de China. Ha firmado en las principales cabeceras de España, y, precisamente por seguir lo que ocurría en Cataluña, --es de Barcelona-- Cardenal llegó a la conclusión de que algo pasaba. Y lo constata en La telaraña (Ariel), un libro en el que investiga, a modo de gran reportaje, con citas y entrevistas con los principales implicados, cómo el independentismo supo trabajar, con dinero público, su proyecto, buscando la complicidad de los medios de comunicación y de las entidades sociales y cívicas en el extranjero. Y sin que el Gobierno español de Mariano Rajoy supiera cómo combatirlo, renunciando, de hecho, a tomar medidas concretas. Cardenal cree que el independentismo “lo intentará de nuevo”, y que “a los independentistas su operación les ha salido casi gratis”.

--Pregunta: Una de las cuestiones que usted define es que, muy al inicio del procés, el Govern de Artur Mas lo que pretende es que se hable en los medios internacionales únicamente de financiación, de que Cataluña está mal financiada.

--Respuesta: Sí, lo hablé con Josep Martí, que era el secretario de comunicación en el Govern de Mas. Esa era la intención, en ese primer momento. No dudo que para ellos lo prioritario fuera un acuerdo de financiación porque, según decían, en la opinión pública española esa cuestión no tenía más recorrido. Pero se dejaron arrastrar por los acontecimientos. Se adaptaron a otra realidad, que ya venía de lejos. Es decir, hay un proyecto soberanista, del nacionalismo catalán, que no se inicia en 2012 con la Diada. Es anterior. Ya existe con el tripartito de izquierdas. Aunque se oficializa, es cierto, en 2012.

--¿El papel de las delegaciones de la Generalitat es tan determinante en el procés?

--Aunque han formado parte del organigrama institucional, siempre ha existido un elemento de construcción de la nación. Ha habido un proyecto para visibilizar una Cataluña distinta de España. En Berlín, la delegación acaba estableciendo una relación bilateral con Alemania. No podemos pensar que todo eso no se había fraguado antes. Estalla con el procés pero, como decía, viene de lejos.

--Usted considera que, en realidad, se va cumpliendo el llamado Programa 2000 que diseñó Jordi Pujol.

--No podemos estar en la cabeza de Pujol, pero yo creo que él ha creído siempre que eventualmente todo esto podía desembocar en la independencia de Cataluña. Pero su programa era tener bajo control el máximo de ámbitos posible, al margen de si servía o no para la independencia a medio o largo plazo. Lo que hace es diseñar lo que yo denomino la ‘telaraña’, con entidades de carácter clientelar. En el libro he ido analizando esa cuestión, y es que hay hasta 502 empresas y entidades participadas por la Generalitat, con porcentajes pequeños y grandes, desde el 5%, al 30% o más del 50%. Y es cierto que todo ese engranaje necesitaba de una palanca. El botón se aprieta con el procés. Aunque, y se debe reiterar, los partidarios de ese proyecto no han llegado a la mitad de la población catalana.

 

Juan Pablo Cardenal, con la portada de su libro 'La telaraña'