Si, según las teorías más descabelladas de la historiografía nacionalista, Miguel de Cervantes, Leonardo Da Vinci o Cristóbal Colón eran catalanes, ¿por qué no iba a serlo también el apóstol San Pablo? Esa es la tesis, y la pregunta, que se plantea Jordi Castellet, párroco de la localidad barcelonesa de Calldetenes. Así lo sostiene en su libro El pes de l'ànima ("El peso del alma"), publicado en junio del año pasado, y también en las diversas conferencias que, a día de hoy, todavía realiza a lo largo y ancho del territorio catalán.
La última de ellas fue este mismo lunes, en Sant Hilari Sacalm, donde promocionó su controvertido libro, al igual que antes hizo en otras como Ripoll, en un acto publicitado incluso en su web por el Ayuntamiento de este pueblo gerundense, en manos de JxCat.
Castellet cuestiona los orígenes de San Pablo, nacido entre el año 5 y el 10 antes de Cristo en Tarso, un territorio ubicado en la actual Turquía y perteneciente en aquella época al Imperio romano. Algo que, para el párroco, no es obstáculo para atribuirle su supuesta catalanidad.
Manifiesto tras el 1-O
Castellet es un cura independentista que ha publicado varios artículos en medios subvencionados por la Generalitat como Nació Digital. En uno de ellos, titulado "La Iglesia con el pueblo de Cataluña", mezcló política y religión sosteniendo que "Cataluña cumple los elementos que la doctrina social de la Iglesia indica sobre la realidad de la nación: cultura, lengua e historia".
El párroco, asimismo, fue uno de los centenares de curas que suscribieron el manifiesto "Por el diálogo, el respeto y la Justicia", días después del referéndum ilegal secesionista del 1-O y la aplicación del artículo 155 de la Constitución, en el que reclamaban a la Iglesia católica que se implicara para "mantener la serenidad y hacer viable una solución justa y aceptable para todos".
Años antes de eso, en 2012, Castellet fue destituido como párroco de Sant Hipòlit de Voltregà por haber invertido unos 200.000 euros de fondos de la Iglesia en pagarés de Nueva Rumasa sin permiso del obispado para reparar, según él, el techo de la parroquia. Un dinero que se perdió, y por lo que acabó pidiendo disculpas en su blog, según publicó El Punt Avui.