De amenazar con no votar los presupuestos de la Generalitat a defender su aprobación como paso previo a unas elecciones catalanas. Hace tiempo que la lógica dejó de ser un criterio aplicable en la política catalana. Pero Quim Torra, consciente eso sí de que esta legislatura ya no se aguanta, ha dado luz verde a un adelanto electoral sin fecha, en un calendario trepidante, jalonado de resoluciones judiciales, una mesa diálogo con el Gobierno y un activismo independentista que no renuncia a implementar la república.
Unas elecciones en diferido que agudizarán el cisma entre JxCat y ERC, cuya convivencia en el Ejecutivo será insostenible.
Dicho de otra manera, las agendas catalana y nacional se cruzarán en los próximos cuatro meses. Los que quedan supuestamente para la celebración de unas elecciones que, a juicio del PSC, deberían convocarse ya, mientras que Ciudadanos y PP niegan la mayor: que Torra sea todavía presidente de la Generalitat.
Entre rumores de crisis de Gobierno, de expulsión de los consejeros de ERC y de recuperación de la figura del conseller en cap --estrenada por Artur Mas, atención a este nombre--, Torra anunció ayer que, tras la pérdida de confianza entre Junts per Catalunya y ERC, no hay más remedio que convocar elecciones ya que esta legislatura ya no da más de sí.
Pero no dio ninguna fecha exacta, solo que esperará a que los presupuestos de la Generalitat para 2020 sean aprobados en el Parlament. Eso, según el calendario de la Cámara catalana, tendrá lugar el 18 de marzo, por lo que las elecciones podían celebrarse el 27 de abril y el 17 de mayo. Siempre y cuando no se prorrogue el plazo de enmiendas, pues entonces la cita electoral se celebraría en junio.
La condena firme de Torra
Hasta entonces están previstas muchas novedades en el escenario judicial y político. Principalmente, la resolución del recurso de Quim Torra contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que le condenó a 18 meses de inhabilitación por desobediencia, pues se negó a retirar los símbolos independentistas de los edificios de la Generalitat. Torra tiene de plazo hasta el 3 de febrero para formalizar ese recurso. Se trata de un caso judicialmente rutinario que, según algunos juristas, podría estar resuelto antes del verano.
Una condena firme aceleraría el final del mandato de Torra, pero también daría munición a Junts per Catalunya de cara a esos comicios, siendo ERC la que encajaría los golpes dirigidos contra el Estado. Que los republicanos hayan pactado la investidura de Pedro Sánchez con el “PSOE del 155”, expresión que ha hecho fortuna entre el activismo independentista, será utilizado por los neoconvergentes como arma arrojadiza. ERC lo sabe, pero ha aguantado bien hasta ahora. Los presupuestos, presentados ayer en el Parlament por el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, apuntalan un acuerdo con En Comú Podem que se puede hacer extensivo a las futuras elecciones catalanas. Con el apoyo externo de PSC, que exige a los republicanos abandonar aventuras rupturistas.
JxCat, sin candidato; ERC tiene a Aragonès
El calendario marcado por Torra no agrada del todo al PSOE, que hubiera preferido unas elecciones catalanas en primavera o en otoño para que las pugnas preelectorales de las formaciones secesionistas no enturbien la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. ERC volverá a ser decisiva, pero la Moncloa teme que la presión independentista les eche atrás. No parece ser esa la intención de los republicanos, que han activado ya sus comités electorales, con Aragonès como candidato --bendecido por Oriol Junqueras frente a los duros de la fugada Marta Rovira--, mientras que JxCat todavía no tiene un cabeza de cartel decidido.
Esa es otra de las razones de que el president haya decidido esperar unos meses para convocar elecciones. Si se presenta él mismo, Albert Batet, Marta Madrenas o Laura Borràs --por mencionar solo algunos de los nombres que han sonado hasta ahora-- es algo que decidirá el vencedor de la pugna interna existente en JxCat entre los moderados de PDeCAT y los duros de Carles Puigdemont. Entra en liza Artur Mas, que el 23 de febrero finaliza su condena de inhabilitación por la organización de la consulta del 9N y que se presenta como un candidato de consenso entre los sectores neoconvergentes.
Gana Puigdemont
Tal como publicó Crónica Global, el de Waterloo frenó a Torra en su intención de convocar elecciones de forma inmediata. Finalmente, el president ha optado por una fórmula salomónica que satisface a Puigdemont. También se esperan novedades sobre el futuro del expresidente y de Toni Comín, pues el Parlamento europeo debe pronunciarse sobre el suplicatorio pedido por el Tribunal Supremo sobre su inmunidad. Según los plazos dela Eurocámara, ésta se podría pronunciar en el mes de mayo, junio a lo más tardar.
Más inmediata es la reunión prevista entre Sánchez y Torra el próximo 6 de febrero, a la que el dirigente catalán acude despojado de voto y de liderazgo para negociar en una Mesa de Diálogo cuya finalidad es buscar soluciones a un “conflicto político” reconocido por el Gobierno tras las negociaciones de investidura entre ERC y PSOE.
Reunión Sánchez - Torra / EUROPA PRESS
En este sentido, Ciudadanos y PP consideran que Sánchez no debería acudir a esa cita, pues aseguran que Torra perdió la condición de presidente hace semanas, cuando la Junta Electoral confirmó, en aplicación de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG), que quedaba inhabilitado por haber cometido un delito contra la administración pública. Por su parte, el PSC cree que el mandatario catalán debería convocar elecciones de forma inmediata, pues no ve adecuado aprobar unos presupuestos que no podrán ser ejecutados por este Gobierno roto.