De facto, Quim Torra ya es un presidente en funciones. Acaba de anunciar que convoca elecciones porque la legislatura está agotada y, en un ejercicio de responsabilidad, esperará a que se aprueben los presupuestos de la Generalitat. Pero esta situación de provisionalidad convierte la reunión que tiene prevista para el 6 de febrero con el presidente Pedro Sánchez, en puro acto protocolario.
De hecho, poco o nada se esperaba de ese encuentro, ya que las posiciones entre la unilateralidad mantenida hasta ahora por Torra y el rechazo total del PSOE a hablar de autodeterminación, presagiaban pocos avances. Además, la pretendida bilateralidad de Torra saltó por los aires cuando el presidente de la nación advirtió que sus contactos autonómicos serán multilaterales.
Pero es que, tras su declaración institucional, Torra ha dejado de ser un interlocutor válido, ya que cualquier tipo de acuerdo que se pudiera cerrar queda en entredicho ante el avance electoral.
Torra convocará elecciones / EUROPA PRESS
¿Quién lidera la parte catalana?
Meses atrás, cuando ERC tomó el mando de las negociaciones con los socialistas sobre la investidura de Sánchez, ya se debatió sobre quién lidera la parte catalana de esa búsqueda de una salida al “conflicto político” existente en Cataluña. Máxime cuando, fruto de esos contactos entre republicanos y socialistas, el Gobierno ha reconocido la existencia de ese conflicto. La cortesía política que todavía existía en aquel momento llevó al vicepresidente económico Pere Aragonès (ERC) a dejar claro que en la mesa de diálogo debe estar presente el presidente de la Generalitat.
Pero las cosas han cambiado mucho, ERC saca pecho de sus acuerdos de investidura y, tras la decisión de Torra de tirar la toalla, los republicanos ya han activado sus comités electorales y salen a ganar. Confiados en una alianza con los comunes. A esta situación se añade la circunstancia de que los republicanos volverán a ser decisivos en la aprobación de los presupuestos generales del Estado, lo que preconiza un quid pro quo consistente en el apoyo externo del PSC a ese pacto progresista, siempre y cuando los republicanos renuncien a la unilateralidad.