El comisario de los Mossos d’Esquadra Ferran López, número dos del mayor Josep Lluís Trapero, ha reconocido este miércoles en la Audiencia Nacional que hubo “desatención formal” a la hora de atender las peticiones de la Guardia Civil en el marco de la operación Anubis el 20 de septiembre de 2017. Además, ha lamentado el “desamparo” al que fue sometido la policía catalana durante los días previos y siguientes al 1-O al encontrarse en un “escenario impensable”.
López ha admitido que los Mossos mantuvieron una actitud “displicente” en la que se llegó a tardar una hora en responder. Sin embargo, ha matizado que tachar de “desatención” el operativo sería una “conclusión errónea” debido a que por teléfono se atendieron los requerimientos.
"Nadie nos explicaba nunca"
"Era extraño estar bajo las órdenes de un gobierno que se situó esos días fuera de la ley", "era un poco triste nuestra situación", ha reiterado López durante su declaración como testigo en el juicio por rebelión contra Trapero. A lo largo del interrogatorio del fiscal Pedro Rubira, el comisario -que ya testificó en el juicio del procés en el Supremo- ha asegurado que los Mossos hicieron siempre lo que creían que tenían que hacer "y con la conciencia de estar cumpliendo la ley".
"Imagínense a la cúpula de los Mossos reunida, viendo en la televisión las declaraciones de los miembros del Govern. Imagínense los silencios espesos viendo las ruedas de prensa de nuestro president y las decisiones que iba tomando" para tomar ellos las suyas. "Nadie nos explicaba nunca qué significaba una cosa u otra", ha continuado.
"Alerta" de las consecuencias del 1-O
Ha recordado que en una primera reunión de la cúpula del cuerpo con el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el conseller de Interior, Joaquim Forn, los mandos de los Mossos les hicieron una llamada de "alerta" de lo que podía pasar el 1-O y se les aseguró que los agentes cumplirían la ley.
No recibieron respuesta y la cúpula policial entendió que "el silencio no era buena respuesta". Por ello, pidieron una nueva reunión y que en esta ocasión asistiera la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, porque Trapero entendía que debían estar presentes las personas que, como ella, tenían que hacer cumplir la ley. Fue entonces cuando la cúpula les reprochó algunas manifestaciones públicas que ponían en entredicho a los Mossos y que eran “injustas” porque, además, no reflejaban la postura real del cuerpo, como, según López, era consciente el propio conseller de Interior.
"No estábamos con el referéndum"
"Les dijimos que no estábamos con el referéndum y que estábamos al cumplimiento del auto de la magistrada" que ordenaba impedir la consulta ilegal. También les trasladaron que los cuatro mandos habían sido apercibidos por el Tribunal Constitucional. "Fue muy triste ese día", ha reconocido López.
López ha insistido en que la cúpula dibujó a los miembros el Govern un escenario del 1-O preocupante por lo que se "venía encima" dada la "alta emotividad", movilización y resistencia pasiva que se preveía. No obstante, según ha dicho el comisario, ningún informe reflejaba la posible existencia de grupos organizados violentos que actuaran el día de la consulta.
Todo ello se expuso a Puigdemont, que, sin embargo, les respondió que el Govern tenía un mandato del Parlament que tenía que cumplir. Cuando Trapero dijo que esperaba que no se tuviera que lamentar ninguna desgracia, Puigdemont le replicó que, si ocurría alguna, él declararía la independencia, ha relatado el testigo.