Un acuerdo del Govern de la Generalitat con los comuns. El presupuesto para 2020 saldrá adelante, en gran medida porque el brazo de Unidas Podemos en Cataluña, que capitanea la diputada Jéssica Albiach, tiene clara una máxima: “Son dos cuestiones diferentes, es compatible”. ¿A qué se refería con esa frase? A la posibilidad de acordar unas cuentas con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y al mismo tiempo, pedir la convocatoria de elecciones con el deseo de que el presidente Quim Torra quede ya en un segundo plano. Es decir, un pacto que favorece a Esquerra, pero también a los comuns.
Esa cuestión es trascendental en la política catalana. Una de las maldades que lanzaban contra Pere Aragonès, el vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía, era que, en realidad, no quería llegar a ningún acuerdo, porque el objetivo era convocar elecciones. Sin presupuestos, con unas cuentas prorrogadas desde 2017, no quedaba más opción que llamar, de nuevo, a las urnas. Aragonès machacó esa idea de forma constante en los últimos meses. Diputados de Junts per Catalunya (JxCat) y miembros de los partidos de la oposición recelaban de las maniobras de Aragonès.
La falta de candidatos de JxCat
Pero se ha producido un elemento nuevo en las últimas semanas. Con la inhabilitación del presidente Quim Torra, por parte de la Junta Electoral Central, y con todo pendiente del Tribunal Supremo, la convocatoria electoral está en el aire. Pero JxCat necesita algo de tiempo para decidir quién será su candidato, una vez Carles Puigdemont ha decidido refugiarse en el Parlamento Europeo, para lanzar desde Bruselas su particular guerra contra el Estado.
Sin candidato, aunque se ensalza ahora la figura de Marta Madrenas, la alcaldesa de Girona, JxCat ha interiorizado que es mejor acordar esos presupuestos, e insuflar aire en sus redes clienterales desde la Generalitat.
Y Esquerra se beneficia con ello. Las cuentas, que se aprobarán en el consejo ejecutivo de finales de enero, para que el Parlament las discuta y las apruebe entre finales de febrero y mediados de marzo, servirán como carta de presentación para los republicanos, que tienen entre ceja y ceja un objetivo: demostrar que pueden ser un partido de Gobierno, responsable, que se cuida del déficit y de las inversiones, y que trabaja en el día a día, sin renunciar a un horizonte de máximos: la independencia, que sólo se logrará si se ensancha la base social y se entra de lleno en el área metropolitana.
Politicas sociales
¿Cómo? Con políticas sociales, las que ha acordado con los comuns, como los 70 millones de euros destinados a guarderías o la reducción del 30% de las tasas universitarias, que había sido para el primer gobierno de Artur Mas una cuestión de principios: elevar las matrículas universitarias para adecuar el coste real de las plazas con el precio que pagan los alumnos, compensándolo con becas que, de hecho, tampoco se han dotado nunca con muchos recursos.
Ese es el horizonte inmediato de Esquerra, que considera que la gestión debe tener premio. Y que buscar acuerdos en la Generalitat, que se complementan con el apoyo que ha ofrecido a los comuns en el Ayuntamiento de Barcelona para las cuentas locales de 2020, tendrá el apoyo electoral.
Más impuestos
La campaña electoral, teniendo en cuenta que los presupuestos podrían ya estar en vigor en el mes de marzo, llegaría justo después. Los republicanos manejan el mes de junio, o ya después del verano, como la mejor fecha para las elecciones. Pero todo estará pendiente de la sentencia del Tribunal Supremo, que deberá dirimir en qué momento el presidente Quim Torra debería dejar el cargo.
En las negociaciones de ERC con los comuns, Junts per Catalunya se ha sentido incómoda. El partido de Torra no se mostró partidario de la subida de impuestos que acordaron el vicepresidente Pere Aragonès y la diputada de los comuns, Jéssica Albiach, en el capítulo de ingresos, al revertir la disminución de Sucesiones, que había decidido el Gobierno de Artur Mas entre 2010 y 2015. Pero ahora se suma al carro, para intentar, también, beneficiarse de que distintos colectivos sociales, culturales y económicos podrán ahora comenzar a respirar. A medio plazo, los comuns ya dibujan un Gobierno tripartido con ERC y con el apoyo del PSC.