Teresa Ribera, actual ministra para la Transición Ecológica en funciones, ocupará una de las vicepresidencias del futuro Gobierno español. Aunque todavía no se ha configurado oficialmente el nuevo ejecutivo, están confirmadas la actual vicepresidenta, Carmen Calvo, que llevará el peso político, mientras que la actual ministra de Economía, Nadia Calviño, también asciende en la jerarquía ministerial y será la nueva vicepresidenta del área económica.
Hoy se han sabido también los nombres de los ministros de Podemos. Se trata de Pablo Iglesias, que asumirá la Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030; Irene Montero, ministra de Igualdad; Yolanda Díaz, ministra de Trabajo; Manuel Castells, ministro de Universidades; y Alberto Garzón, ministro de Consumo.
La más activa
El hecho de que Ribera vaya a ocupar una vicepresidencia del Gobierno confirma los rumores surgidos en la campaña electoral que situaban a la responsable de Transición Ecológica como una de las personas relevantes del nuevo Ejecutivo en el caso de que Pedro Sánchez lograra la victoria en los comicios.
Su figura ha sido, sin duda, la más influyente en la corta etapa del Gobierno Sánchez que ha transcurrido desde su llegada a Moncloa, tras el éxito de la moción de censura, a mediados de 2018, hasta ahora. Su Ministerio ha sido el más activo desde el primer momento con vistas a diseñar la hoja de ruta de la llamada transición energética, conducente a lograr los objetivos de reducción de emisiones contaminantes e incremento de las energías limpias adquiridos por España ante la Unión Europea y como firmante de los Acuerdos de París.
Un Plan en tiempo récord
La labor de su gabinete quedó plasmada en la elaboración en tiempo récord del Plan Integrado de Energía y Clima (PIEC) que se presentó en Bruselas el pasado febrero. La presentación en sociedad de este plan, junto con la llamada estrategia de transición justa, contó con la participación, ni más ni menos, que del mismísimo Pedro Sánchez, que se encargó de contar sus bondades ante lo más granado del sector energético, el más impactado por el PIEC. El trabajo de Ribera tuvo reconocimiento en Bruselas, que calificó el PIEC español como el mejor y más ambicioso de los presentados por los 28 miembros de la Unión.
Pero la labor de Ribera no se quedó ahí. Al momento de tomar posesión de su cargo, la ministra se puso manos a la obra para devolver a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) determinadas atribuciones regulatoria en materia energética que le había arrebatado el Gobierno de Mariano Rajoy y que exponían a España a una severa multa por parte de la Comisión Europea. A comienzos de 2019, la CNMC recuperó estas atribuciones. Precisamente, en vísperas de elaborar una serie de circulares que sentarían las bases del marco retributivo para los sectores de electricidad y gas en los nuevos periodos regulatorios, a partir de 2020.
La batalla de la CNMC
Este asunto también obligó a Ribera a remangarse. Las propuestas iniciales del regulador que preside José María Marín Quemada incendiaron el sector energético, especialmente el ámbito gasista, debido a los notables recortes que incluían. La amenaza de una respuesta en forma de recortes de inversiones y pérdida de puestos de trabajo por parte de las empresas obligó a Ribera a reaccionar ante la evidencia de que aquellas propuestas ponían en peligro la viabilidad del PIEC. Ribera activó el recurso de las comisiones de coordinación, que le permitía sentarse con la CNMC para acordar el contenido de las medidas siempre y cuando éstas no estuvieran en linea con las orientaciones de política energética que previamente había remitido al regulador.
El Gobierno logró que la CNMC suavizara de forma considerable estos recortes y que la calma volviera al sector, a la espera de lo que suceda con la más polémica de las propuestas, la referida a la retribución de las actividades de distribución de gas, que aún está pendiente de aprobación.
Apoyo incondicional de Sánchez
En toda esta frenética actividad, Ribera ha contado con el apoyo incondicional de Pedro Sánchez lo que, unido a la apuesta del Gobierno por que España lidere la batalla contra los efectos del cambio climático, ha hecho que la ministra adquiera de forma progresiva parcelas de poder dentro de Moncloa. Como broche de oro a este intenso año, Ribera promovió la alternativa de España para organizar la Cumbre del Clima de 2019, una vez que Chile tuvo que renunciar a su condición de anfitrión por los disturbios que a comienzos de diciembre asolaban las calles de su capital. Aunque el resultado de la Cumbre no fue satisfactorio desde el punto de vista de las conclusiones, la organización fue considerada exitosa y volvió a situar a España como una referencia mundial en materia medioambiental.
El anuncio por parte de Sánchez de que crearía una vicepresidencia económica para Calviño, que realizó en el debate televisivo previo a las elecciones del 10 de noviembre, enfrió un tanto los rumores sobre una vicepresidencia para Teresa Ribera. Se daba por hecho que el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, sería vicepresidente también si finalmente Sánchez lograba obtener los apoyos necesarios para la investidura. Si Carmen Calvo mantenía su propia vicepresidencia, todo hacía pensar que Ribera se había quedado sin espacio. Sin embargo, el ya investido presidente no ha dudado en hacer el hueco preciso. Quizá la muestra definitiva del poder que ha logrado aglutinar Ribera en el último año y medio.