No es fácil saber qué gasta y a qué dedican su tiempo los embajadores catalanes. Entre otras cosas, porque nunca han comparecido en el Parlament. Son cargos de confianza y, según alega el Govern, no están obligados a rendir cuentas ante la oposición, a pesar de que manejan dinero público.
Sin embargo, la diplomacia catalana es una de las “estructuras de Estado” de la Generalitat, depende del consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, y permanecen bajo el foco del Tribunal de Cuentas y de la Justicia por su supuesta invasión de competencias estatales. Y manejan altos presupuestos. Según ha podido saber Crónica Global, solo cuatro delegaciones --Italia, Estados Unidos, Suiza y Austria-- han gastado 1,5 millones de euros en dos años en contratos, convenios y encargos que incluyen, entre otros conceptos, gestión de viajes, abogados, asesoría laboral y comunicación.
El Gobierno catalán tiene delegaciones en Alemania, Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda, Italia, Suiza, Francia, Balcanes, Países Bálticos, Europa Central, Portugal, Países Nórdicos, Argentina, México y Túnez. Esta red no incluye las oficinas comerciales situadas en el exterior, que dependen de la Consejería de Empresa. A falta de que se aprueben los nuevos presupuestos de 2020, se sabe que la intención del consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, es que había cifrado en 7,5 millones la partida destinada a esa diplomacia.
Poco o nada se sabe de la agenda diaria de los delegados, cuyo sueldo está equiparado al de un director general, es decir, 85.741 euros anuales. La información sobre los gastos cotidianos de esas oficinas se proporciona con cuentagotas. Parte de ella está contenida en una respuesta del propio Bosch a una pregunta formulada por la diputada de Ciudadanos, Susana Beltrán, quien ha indagado sobre el dinero gastado en contratos, convenios y encargos de las delegaciones del Govern en Italia, Ginebra, Estados Unidos y Austria en 2017 y 2018.
En total, esas cuatro “embajadas” gastaron 1,3 millones de euros en esos conceptos, que incluyen gastos en prensa, revistas, libros, agua, comunicaciones mediante servicios de voz, seguros, limpieza y otros trabajos realizados por otras empresas. La delegación suiza, que se ha convertido en uno de los epicentros de la diplomacia catalana --de ahí que el Tribunal de Cuentas haya centrado buena parte de sus investigaciones en esta oficina-- es la que más dinero invierte: 184.486 euros en 2017 y 3.171 euros en 2018. Le sigue la “embajada” austriaca, con 182.951 euros en 2017 y 31.768 euros; Estados Unidos, con 149.503 euros y 24.506 euros, respectivamente; e Italia, con 80.254 euros y 33.951 euros.
Sin embargo, es el epígrafe “otros trabajos realizados por otras empresas” el que más dinero concentra: más de 583.272 euros en total. Incluye gastos relacionados con servicios de comunicaciones y relaciones institucionales, servicios legales, traducción e interpretación, gestión de viajes, gestoría legal y laboral, gestión de proyectos y apoyo al desarrollo de la delegación. La oficina de Suiza gastó 182.952 euros en 2017 en externalizar esos servicios y 2.950 euros en 2018, mientras que Italia gastó respectivamente 61.198 euros y 28.037 euros; Austria, 127.652 y 25.883, y Estados Unidos, 132.342 y 22.258.