Enero de 2017. El entonces consejero de Salud de la Generalitat, Toni Comín, anuncia que destinará una partida extra de 70 millones de euros a salud mental. En sus reuniones sectoriales, tanto Comín como su sucesora, Alba Vergès, mencionan esa inyección de dinero. Dos años después, el presidente Quim Torra hace balance de su mandato y asegura que se han destinado esos 70 millones, --“un 78% más desde 2011”, dice— a impulsar la salud mental. Sin embargo, el paradero de esa cifra no consta. Tampoco el desglose de los proyectos impulsados con ese dinero en un ámbito donde las diferencias asistenciales por territorios son muy acusadas, no existe un verdadero plan de prevención del suicidio ni acompañamiento adecuado a las familias.
“Hemos preguntado al Govern sobre el paradero de esos 70 millones, pero no nos contestan. Ni en las interpelaciones ni en las preguntas presentadas por escrito. Pero es que tampoco aparecen en los documentos que maneja la Consejería. La opacidad es escandalosa en este tema tan delicado”, explica a Crónica Global la diputada de Ciudadanos, Blanca Navarro.
Uno de los documentos que permitirían averiguar el paradero de esos millones es la Central de Balances de Salud Mental. El último ejercicio hecho público corresponde a 2017 y en el mismo solo se contempla un incremento de 12,9 millones respecto a 2016.
“Una de cada cuatro personas sufrirá algún problema de salud mental en su vida, mientras que una de cada 10 tendrá un problema grave, la red de salud pública solo alcanza a un 2,6% de la población”, afirma Navarro. Y así lo certifica la Central de resultados de Salud Mental, correspondiente a 2017. Según ese informe, un total de 168.688 personas fueron atendidas en algunos de los 75 centros de salud mental de adultos (CSMA) de la red pública. La media de visitas anuales por persona fue de 6,5, con una media de 6 en el caso de las mujeres y de 7,2% en el caso de los hombres.
Tratamientos a las familias
“Se observan diferencias relevantes en el número de visitas anuales que realizan estos pacientes –explica la memoria--. La media de visitas anuales de los pacientes con transtorno mental grave fue de 10,1, muy similar a la de los dos años anteriores, pero los valores oscilan desde las 4,4 visitas en Urgell, las 4,5 visitas en Balaguer o las 4,9 en Segarra, hasta las 20,4 visitas en Amposta, las 20,2 en Les Corts (Barcelona) y las 20,2 en Martí i Julià (Santa Coloma de Gramenet). No obstante, sería esperable que en pacientes con diagnósticos graves hubiera menos variabilidad en el número de visitas”.
En lo que respecta a los 58 centros de salud mental infantil y juvenil (CSMIJ), el informe desvelaba un aumento del 5% de personas atendidas respecto a 2016, con una media de visitas anuales de 6,3 (6,2 en niñas y 6,4 en niños). El aspecto que presenta una mayor variabilidad es el tratamiento familiar. En 2917, el porcentaje de pacientes de los CSMIJ que hicieron como mínimo una visita de tratamiento familiar fue del 41,2%, casi 5 puntos porcentuales menos que las visitas efectuadas en 2016. También hay diferencias entre centros en lo que respecta al grado de continuidad asistencial. Los valores fluctúan entre el 35,7% de Cornellà de Llobregat y el 81,8% de Santa Coloma de Gramenet.
Prevención del suicidio
El documento demuestra el desequilibrio territorial existente en un ámbito, donde también se echa en falta un verdadero Plan de Prevención del Suicidio y garantías de que las personas que han intentado quitarse la vida reciban una atención inmediata. La Consejería de Salud recuerda que en 2014 comenzó a aplicarse un Código Riesgo Suicidio en Cataluña, en cuyo registro se han incluido 12.596 personas, que han tenido un total de 14.759 episodios de conducta suicida.
Sin embargo, los expertos consultados aseguran que se trata de un programa de detección precoz de casos de riesgo, no exactamente de prevención. Es decir, de detección de personas que han hecho una tentativa autolesiva. El seguimiento consiste en llamarles por teléfono y en algunos casos se decide derivarles a un centro de salud mental. El único centro que dispone de un plan de prevención es el hospital de Sant Pau, aunque con escaso personal para dar apoyo a la zona de la derecha del Eixample y a la asociación Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes” (DSAS), todo un referente. El hospital Parc Taulí (Sabadell) dispone de un programa dirigido a las escuelas y financiado con fondos europeos.
Moción aprobada por unanimidad en el Parlament
Por ello, el Parlament aprobó a finales de octubre por unanimidad una moción de Ciudadanos cuya finalidad era mejorar la atención en salud mental y crear precisamente un plan de prevención contra suicidios.
Según los datos de la Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente, el suicidio es la primera causa de muerte de los jóvenes catalanes entre 15 y 29 años . Según el Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), en 2014 se suicidaron 531 personas. Esta cifra supone una tasa media de 7,06 por cada 100.000 habitantes. El departamento de Salud precisa que esa prevalencia ha bajado 6,6 casos por cada 100.000 habitantes, la más baja de España y Europa.