Unos mimbres que ya no son los de hace unas décadas. El PSC ha logrado levantarse, después de pasar momentos críticos al inicio del proceso independentista. Y con armas viejas y nuevas, Miquel Iceta cree que puede gobernar la Generalitat cuando se convoquen las elecciones, a lo largo de 2020. El PSC lo ratificó este sábado como primer secretario por unanimidad de los 1.069 delegados, en un congreso sin grandes escollos, y con la cuestión de la inmersión lingüística como gran anzuelo para encontrar nuevos votantes. Es la cesta que prepara Miquel Iceta, que depende, más que nunca, de la propia comprensión y ayuda del PSOE de Pedro Sánchez.
Iceta fue recibido en el congreso con una de las canciones de la serie Sexo en Nueva York, que bailó sin complejos: Got to be real. Se trata de un momento en el que una de las modelos se cae al suelo, pero se levanta al instante. Y eso es lo que pretende mostrar el PSC.
Catalán y L'Hospitalet
La ponencia sobre la inmersión lingüística ha dejado un sabor de boca agridulce. La idea de plantar cara al independentismo se hace, pero con sumo cuidado, porque las mismas agrupaciones socialistas de una ciudad como L’Hospitalet, la segunda de Cataluña, que tiene como alcaldesa a Nuria Marín --elegida presidenta del partido, y que preside también la Diputación de Barcelona-- objetaron que se quisiera dificultar la inmersión. El problema en muchos centros escolares de L’Hospitalet es que el catalán sigue siendo minoritario, y su uso, escaso. La lengua vehicular, por tanto, para el PSC seguirá siendo el catalán, aunque se pida que se pueda flexibilizar en cada centro y en atención a las características socio-económicas de cada territorio.
Sin embargo, con ello, Iceta, junto a Eva Granados, portavoz en el Parlament y elevada a viceprimera secretaria del partido, lanza un mensaje claro a muchos ciudadanos catalanes que puedan valorar que se han comenzado a cuestionar los valores supremos del nacionalismo catalán. Exvotantes de Ciudadanos, o abstencionistas socialistas que puedan ver, de nuevo, al PSC como un partido de gobierno.
Nación, el PSOE y Anselmo Carretero
Con eso juega Iceta, que añade la idea de “nación” para Cataluña, y de “nación de naciones” para España. Se trata de una concepción que no parte del PSC, pero que sí recuperó Pasqual Maragall. La acuñó el segoviano Anselmo Carretero, ingeniero industrial, ensayista especializado en la Historia de España, y que fue militante del PSOE y miembro de la UGT en los años 20 del pasado siglo. Es, por tanto, una apuesta que surgió del PSOE.
Es un guiño claro --aunque el PSC nunca se ha separado de ello-- para recuperar a un catalanismo que se sintió traicionado por la dirección socialista cuando se inició el proceso soberanista y se abandonó la idea del derecho a decidir. Miembros históricos del PSC señalan que no es verdad que se escindieran del partido, sino que se quedaron fuera de la organización, porque el partido, a su juicio, comenzaba a cambiar: desde Joaquim Nadal a Montserrat Tura a cuadros territoriales que se distanciaron en los últimos años.
¿Qué hacer con ERC?
Iceta fue claro en su intervención de este sábado tras ser reelegido al señalar que pedía la ayuda de los “independentistas demócratas”. Y esa es la diferencia --a pesar del coste que pueda tener, en Cataluña y en el resto de España, para el PSOE-- que Iceta marca con el resto de partidos constitucionalistas: no tratar de arrinconar al secesionismo, sino intentar colaborar con los que abandonen la unilateralidad. Y ahí aparece la sombra de ERC. El primer secretario de los socialistas catalanes aludía, sin citarlos, a los dirigentes republicanos, aunque el mismo Iceta conoce en primera persona las dificultades que se produjeron en los dos Gobiernos tripartitos, con Pasqual Maragall y con José Montilla, junto a ERC.
Sí cargó contra los dirigentes exconvergentes, a los que responsabilizó de la actual situación: “Con la herencia de Mas, Puigdemont y Torra ha quedado un país dividido, enfrentado y sin rumbo”, señaló.
Llegar a la Generalitat
Con todos esos mimbres, virando a un lado y a otro, Iceta cree que el PSC tendrá opciones de ser el primer partido en Cataluña, aprovechando las divisiones entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, y esperando, también, que el derrumbe de Ciudadanos beneficie a los socialistas o a otras opciones que se puedan constituir, y que puedan establecer acuerdos con el PSC. Y siempre sin descartar alguna aproximación a Esquerra, porque será un actor con poder territorial, con presencia y que reflejará que una parte de la sociedad catalana --pase lo que pase-- ha apostado por la independencia, aunque sea a largo plazo.
¿Puede quedarse en la estacada? Miquel Iceta espera que el PSOE ayude, y que se pueda lograr la investidura de Pedro Sánchez con la abstención de ERC. En ese momento, el PSC aspira a tener un ministro en el Ejecutivo español. Salvador Illa, el secretario de organización del PSC, y el hombre clave en esas negociaciones con ERC, podría ser el elegido para ir a Madrid, a la espera de que Manuel Cruz, expresidente del Senado, pueda tener otra responsabilidad.
El PSOE, Calvo y los 'barones'
¿Pero y si la flexibilidad del PSC provoca el derrumbe del PSOE? Por ahora, Iceta ha logrado el apoyo sin fisuras a su proyecto por parte del núcleo duro de Pedro Sánchez. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, presente en el congreso del PSC, señaló que es un “honor” para el PSOE contribuir a una solución para resolver “el conflicto político” con Cataluña. Y la propia Calvo regañó a los barones socialistas como García Page o Javier Lambán, que no quieren saber nada de esa negociación con Esquerra.
Son muchas incógnitas todavía, aunque el PSC se haya levantado del suelo. En el ámbito territorial la situación sigue siendo complicada, con la pérdida en los últimos diez años de dos terceras partes de los alcaldes y de la mitad de los concejales. En muchas comarcas interiores de Cataluña, el PSC apenas existe. Y para remontar esa situación, el equipo de Iceta se ha conjurado con una cesta de mimbres todavía frágil, pero con una convicción que no se escuchaba en ningún cónclave socialista desde los tiempos de Maragall: “Hay que salir a ganar, esta vez sí”.