Que Oriol Junqueras se responsabilice. Esa idea la valoraba Carles Puigdemont en octubre de 2017, cuando él mismo tenía previsto convocar elecciones. Fue el exconsejero Jordi Turull quien le indicó a Puigdemont que esa sería una buena salida, con Junqueras de presidente, y él mismo podría asumir la vicepresidencia de la Generalitat. Se trataba de seguir adelante, y no convocar elecciones, dejando claro que los republicanos debían aceptar sus responsabilidades.

Turull lo revela en el libro Persistim (Columna) que ha escrito desde la prisión de Lledoners, escrito junto a la periodista Gemma Aguilera, y con un prólogo del propio Carles Puigdemont. Fue él mismo, explica, quien le sugirió un nuevo plan al expresidente, que sigue ahora en Bruselas: “No convoques elecciones y deja paso. Que el vicepresidente Junqueras asuma la Presidencia y, para que no parezca que le dejamos el peso a él y nosotros los lavamos las manos, ya asumiré yo la vicepresidencia”, asegura.

La desconfianza en el independentismo

La explicación de Turull, la voluntad también de reflejar sus impresiones en un libro, constata las diferencias de calado que existen en el seno del independentismo. El mundo de Puigdemont, --entonces el de Convergència, ahora el de Junts per Catalunya—consideraba que Esquerra no asumía sus responsabilidades en la organización del referéndum del 1 de octubre. Es lo mismo que pensaba el entorno de Oriol Junqueras respecto a los exconvergentes.

El líder de ERC, Oriol Junqueras, en una imagen de archivo en el Congreso de los Diputados. Imagen del artículo 'Malos tiempos para la fantasía' / EUROPA PRESS

Esa desconfianza mutua acabó provocando que no se convocaran elecciones y que se siguiera adelante con una declaración de independencia que supuso, finalmente, la aplicación del 155 de la Constitución y un juicio en el Tribunal Supremo, con políticos sentenciados a penas de prisión como el mismo Turull.

La decisión en el Parlament

Turull comentó su plan a la secretaria de Esquerra, Marta Rovira, y, finalmente, se descartó tras una conversación privada entre Puigdemont y Junqueras, al entender que no era “factible”. La posibilidad de que Junqueras pudiera asumir la presidencia de la Generalitat era un secreto a voces, entre diferentes miembros del Govern, pero Turull ha revelado que fue él quien la propuso.

La influencia de Turull, que se sometió al debate de investidura para ser él el presidente, tras las elecciones del 21 de diciembre de 2017, que convocó Mariano Rajoy tras aplicar el 155, fue también determinante para los pasos posteriores de Puigdemont. Tras rechazar la presidencia de Junqueras, el exconsejero sugiere a su presidente, junto a Josep Rull, que sea el Parlament el que decida qué hacer.

¿Violencia?

Y eso se plasma en dos fases, primero con una declaración de independencia que dura apenas ocho segundos, porque Puigdemont se desdice en la misma declaración en la cámara parlamentaria, y, después, con la declaración del 27 de octubre.

Turull señala, sin embargo, que las declaraciones de Marta Rovira en las que advertía que se había tenido información de que podía intervenir el Ejército, son ciertas. En esa tesitura, el Govern de Puigdemont no estaba dispuesto a un escenario de violencia, y, por eso, no se defendió la propia declaración, una vez aprobada en el Parlament.