El pacto entre PSOE y Unidas Podemos pone a prueba la coherencia de ERC y Junts per Catalunya respecto a su papel en la política española. Mientras los republicanos han mantenido los puentes con Pedro Sánchez a modo de inversión de futuro, Junts per Catalunya se muestra más reacia a facilitar la investidura del líder socialista. Sin embargo, también el partido de Carles Puigdemont ha movido pieza a lo largo de estos meses, según ha podido saber Crónica Global, aunque de forma mucho más secreta y con propuestas maximalistas que los socialistas no estaban dispuestos a aceptar.
Reacciones de ERC,Junts y Vox tras el pacto PSOE-Podemos / EUROPA PRESS
El de Waterloo, pendiente de su extradición, ha impuesto a los suyos un 'no' a Sánchez, lo que supone posicionarse al lado de Vox. Por su parte, los republicanos sí están abiertos a reeditar el acuerdo que permitió al PSOE ganar la moción de confianza contra Mariano Rajoy. En aquella ocasión, el PDeCAT se impuso a los designios de Puigdemont, pero la mayoría de aquellos diputados ya no están en el Congreso. Si la posición de ERC es un “sí” o una abstención es algo que el partido debe decidir y argumentar, pues el independentismo irredento no tardó ni una hora en arremeter contra los comunes por pactar con “los del 155”, en referencia al apoyo del PSOE a la aplicación del artículo constitucional que permitió intervenir la Generalitat y convocar elecciones en Cataluña.
La perspectiva de unos comicios autonómicos es, precisamente, uno de los factores que determinan el tacticismo las fuerzas independentistas. De momento, el vicepresidente del Govern y dirigente de ERC, Pere Aragonès, afronta la elaboración y aprobación de unos presupuestos de la Generalitat que eviten una tercera prórroga. Sus miradas están puestas en Catalunya en Comú-Podem, pues los contactos entre ambas formaciones desvelan una predisposición de los comunes a facilitar que las cuentas catalanas salgan adelante. Ambas partes se niegan a hablar de intercambio de cromos, pero queda claro que el apoyo de los republicanos a la coalición entre Sánchez e Iglesias puede facilitar un quid pro quo en Cataluña por parte del referente podemita.
De hecho, la líder del partido, Ada Colau, está deseando expiar el apoyo de Manuel Valls a su investidura como alcaldesa con un guiño a ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, donde gobierna junto al PSC.
A la espera del juicio de Torra y la extradición de Puigdemont
De momento, los republicanos quieren evitar un nuevo borrón en su historial de gestión, a la espera de que se despeje un panorama catalán en el que los socios de Govern se siguen mirando con recelo, sin atreverse a romper. Ni ERC se ha disparado en las elecciones del pasado domingo --ganó en Cataluña, pero perdió dos diputados--, ni Junts tiene prisa por precipitar los comicios catalanes --en contra de lo previsto, obtuvieron un diputado más--, a la espera del efecto Puigdemont. Esto es, de la extradición del expresidente y del juicio de Quim Torra que comienza el lunes en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por negarse a retirar los símbolos independentistas de los edificios de la Generalitat.
La apuesta por el diálogo de ERC se mantiene, coherente con su giro pragmático, aunque parece que Gabriel Rufián se resiste a coger el teléfono a los socialistas, mientras que Junts se enroca. “Sánchez ha conseguido incorporar a Unidas Podemos al marco mental del 155", aseguraba ayer Laura Borràs, portavoz de los neoconvergentes en el Congreso, para quien resulta evidente que “no podemos investir ni permitir la investidura de un presidente como Sánchez”.
Sin embargo, esos encarcelamientos no han impedido que Puigdemont abriera en septiembre negociaciones con el PSOE con la idea de que, tras las elecciones del 10N y la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 1-O, se intensificaran los contactos, según aseguran fuentes soberanistas. Sin embargo, las principales premisas de los negociadores, o no se han cumplido o eran maximalistas. No se ha desinflamado la situación, tal como pedía el PSOE --Tsunami Democràtic sigue cortando carreteras tras los altercados violentos vividos en las ciudades catalanas--, y Puigdemont no ha logrado convencer a los socialistas de la necesidad de convocar una consulta que incluya la opción de la independencia. El expresidente también exigía la excarcelación de los presos a corto plazo y garantías de que él no ingresaría en la cárcel tras su retorno a España. El PSOE nunca tuvo dudas respecto a esas exigencias.
La investigación de la Fiscalía
Difícil, por tanto, que Junts se una a ese pacto para garantizar la estabilidad del gobierno de Sánchez, pues su duro discurso parece que le sigue dando réditos. Que su 'no' le posicione con Vox es algo que también tendrá que analizar. Pero lo cierto es que, hoy por hoy, Junts solo tiene como aliados a la CUP, irrelevante en el Congreso a pesar de sus dos diputados y que ayer logró que su moción favorable a la autodeterminación fuera aprobada en el Parlament. Junts y ERC la apoyaron, aunque posteriormente, el letrado mayor, Joan Ridao --exdirigente republicano-- se negó a que fuera publicada en el Diario Oficial de la Cámara catalana, tras la prohibición notificada del Tribunal Constitucional. La Fiscalía General ha ordenado abrir diligencias para determinar si la Mesa del Parlament ha delinquido.