El teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, ha cargado contra la acusación vertida por los líderes de Òmnium Cultural y la ANC de que había dado instrucciones políticas para rebajar la cifra de participantes de la manifestación independentista de este sábado en Barcelona. La insinuación es una “insidia” afirmar que se “manipulan”, señala en un mensaje divulgado en las redes sociales.
Afirma que la Guardia Urbana usa siempre los mismos parámetros para medir los asistentes en cualquier protesta ciudadana, sea cual sea su signo político. El edil del PSC recuerda que la actuación de los agentes que han hecho los parámetros ha sido la misma este sábado que cualquier otra jornada y niega que el equipo de gobierno municipal tenga mano sobre esta actuación.
Llach, indignado
Con todo, sus palabras no han servido para aplacar las tesis de los independentistas. Uno de los últimos que se ha unido a la oleada de críticas al PSC ha sido el cantautor y exdiputado por JxSí, Lluís Llach. Según su valoración, la Guardia Urbana “llevaba las gafas con los cristales al inrevés y mañana se pondrán las de duplicar”, en relación a la manifestación que Societat Civil Catalana ha organizado este mediodía bajo el lema Por la concordia, por Cataluña: ¡basta!.
Sobre esta protesta, asegura que es de “ultra derecha” y acusa directamente a “al PSC y el señor Batlle” de la baja participación en la reivindicación independentista que tuvo lugar el sábado en la calle Marina de Barcelona. Según las tesis de los procesistas, como hace dos años se contabilizaron 700.000 personas en el tramo análogo la cifra es válida y se debe repetir. No tienen en cuenta otros parámetros a la hora de medir la participación como la densidad de gente en la calle, por ejemplo.
Menos manifestantes
La manifestación impulsada por la ANC y Òmnium Cultural fue multitudinaria, pero menos que las anteriores. No lograron repetir ni los datos de hace tan sólo una semana, cuando los llamadas Marxes per la Llibertad llegaron a Barcelona, y se quedaron lejos de los millones de ciudadanos que salieron a la calle en las Diadas más concurridas.