Conocida es, desde hace meses, la parálisis existente en el Govern. Pero a esa inacción se une ahora la descoordinación absoluta entre consejerías ante una sentencia, la del Tribunal Supremo (TS) sobre el procés, que ha evidenciado la incapacidad de dar una respuesta consensuada a cuestiones como la propia condena o el vandalismo radical que ha sufrido Cataluña en las últimas horas. Anoche, esos radicales volvieron a tomar las calles de Barcelona, en esta ocasión para asediar la sede de la Consejería de Interior en protesta por las cargas policiales y arrasar todo lo que vieron a su paso.
Barcelona calcinada tras los altercados de la segunda noche de violencia en la ciudad / LENA PRIETO
Una Generalitat descabezada, en la que las contradicciones entre consejeros es cada vez más manifiesta, ha dejado Cataluña en manos de la anarquía, pues son entre 400 y 500 antisistema, de distinta procedencia geográfica e ideológica, quienes se hicieron fuertes en las calles hasta llenar de barricadas y fuego las ciudades catalanas durante dos noches consecutivas.
Torra en precampaña con la ANC
Mientras, Quim Torra optaba por refugiarse en la marcha organizada por la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) y Òmnium, donde se hizo una foto junto al exlehendahakari Juan José Ibarretxe y tardaba 24 horas en condenar la violencia, eso sí, forzado por el mensaje institucional del presidente español Pedro Sánchez. Por su parte, el vicepresidente Pere Aragonès se arrogó un papel más institucional y criticó las razzias de los antisistema, aunque posteriormente, ERC arremetió contra las cargas de los Mossos d’Esquadra "por lealtad institucional". Su compañero de partido, el consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, arengaba el lunes a cargos y trabajadores del departamento para que salieran a la calle a cortar la Gran Vía de Barcelona.
Algo tarde, pero muy contundente, el consejero de Interior, Miquel Buch, salió en defensa de los agentes y pronunció las palabras que se esperaban del presidente catalán: “Son actos de violencia que no nos representan”.
Torra comparece hoy en el Parlament para dar explicaciones sobre la sentencia, en lo que ya fue la primera demostración de la falta de liderazgo del president para consensuar una propuesta unitaria de las fuerzas independentistas, tal como estaba prevista. Ante esa desunión, Junts per Catalunya y ERC optaron por una simple comparecencia, sin votaciones.
A partir de ahí, esa desconexión entre socios ha ido in crescendo hasta hacerse muy evidente en el consell executiu, que ha suspendido toda su actividad para entregarse a la tarea, infructuosa, de hacer piña y preparar una hoja de ruta para los próximos meses.
La errática gestión de Torra ha disparado los rumores de una convocatoria electoral, máxime cuando Carles Puigdemont quiere reclamar sus derechos políticos a la espera de que se aplique la euroorden --es el gran temor de ERC--, aunque en JxCat no está claro el efecto que puede tener ese adelanto en las elecciones generales del 10N.
Gabinete de crisis
El president convocó ayer un gabinete de crisis en Palau después de que Barcelona ardiera por la acción de los radicales. Las imágenes, impactantes, forzaron esa reunión con Aragonès, Buch y la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, de la que Torra salió precipitadamente para unise a la marcha de la ANC. Nada dijo, nada aclaró, nada condenó. Hubo que esperar a la medianoche para que el presidente sustanciara en dos minutos para hacer un llamamiento a la calma.
Sí hubo condena inmediata por parte de Aragonès, aunque también ERC lanza mensajes confusos que menguan la necesaria firmeza de un Govern ante la acción de los radicales que mantienen en vilo a la ciudadanía catalana. Según ha podido saber Crónica Global, el pasado lunes, tras conocerse el contenido de la sentencia del TS, el consejero Alfred Bosch convocó a los cargos y trabajadores de su departamento para “hacerles una arenga política” que algunos de los asistentes califican de “impropio y, al menos hasta ahora, insólito”.
Al término del discurso, Bosch animó a su equipo a salir a la calle y cortar la circulación en la Via Laietana.
Fuentes de la Consejería de Acción Exterior precisan que Boch “se dirigió a los trabajadores en un momento duro e hizo un llamamiento al civismo. La sentencia condena a más de 10 años de prisión a su predecesor (Raül Romeva)”. Aseguran que ese discurso “se hizo de forma voluntaria, no hubo convocatoria y en la puerta de la sede de la Consejería. Y, de hecho, ya había gente cortando la Via Laietana”.
Haya adelanto electoral o no, lo cierto es que la caminata de Torra y el duro comunicado de ERC contra la gestión de los Mossos tienen una lectura en clave de precampaña. A pesar del tono institucional de Aragonès, los republicanos emitieron un comunicado muy duro contra "las actuaciones policiales injustificadas" en referencia a los Mossos d'Esquadra. Los republicanos valoraban así la gestión de sus socios de Govern, al frente de la Consejería de Interior, que anoche fue asediada por manifestantes que pedían la dimisión de Buch.