Los independentistas viven una auténtica batalla interna. Con la influencia de Carles Puigdemont, que sigue mandando en la Generalitat desde Waterloo, el Govern vive un caos total. Puigdemont ha pedido la dimisión de Miquel Buch, el consejero de Interior, al considerar que son los Mossos d’Esquadra los que se han extralimitado con sus cargas policiales en los últimos días. Y el PDeCAT ha ordenado defender a ultranza a Buch, como bastión de la propia policía autonómica y como una demostración de que Cataluña no puede quedar a expensas del expresidente desde Bélgica.
La orden ha sido de David Bonvehí, el presidente del PDeCAT, que ha trasladado a todos los dirigentes territoriales del partido. Una de ellas, Natàlia Figueres, presidenta del PDeCAT en Girona, lo ha impuesto con severidad, como ha podido saber Crónica Global: “Trasladad instrucciones a toda la organización, que ningún cargo orgánico, ni cabezas de lista o concejales pidan públicamente o apoyen la dimisión del consejero Buch”. Se trata de un mensaje interno, claro, directo, difundido para toda la organización, ante la situación de caos que se vive en Barcelona, como sucede este mismo miércoles.
Medidas disciplinarias
La justificación para esa orden es que “sería una injusticia y una absoluta deslealtad”. Se pide que quien tenga alguna objeción que lo traslade de forma interna. Y en caso contrario, se añade que “se estudiarán medidas”, de carácter disciplinario. Es decir, la orden es taxativa, jerárquica, con el objeto de mostrar que el PDeCAT está en contra de las intenciones de Puigdemont.
Esa guerra abierta, en la que Esquerra no sabe cómo entrar, aunque lo intenta con determinación para defender también el orden en la Generalitat, se refleja con las advertencias de Junts per Catalunya, el grupo parlamentario, cuyos líderes obedecen a Puigdemont. Se trata de Eduard Pujol, que ha pedido que se investiguen las acciones de los Mossos que pudieran haber quebrado el protocolo de actuación de la policía autonómica. que actúa bajo las órdenes de Puigdemont.
Estrategia de Hong Kong
Es Puigdemont, quien no cesa en su intento de provocar el caos, de buscar un golpe al Estado, con un desorden en Cataluña. Lo ha señalado públicamente, al fijarse en las acciones de los activistas en Hong Kong. Y la víctima de todo ello, aunque se ha prestado desde el primer momento, es el presidente Quim Torra, que no ha podido imponer nada, ni las tesis de Puigdemont ni las suyas, si es que las tiene.
Torra, tras la reunión mantenida en la mañana de este miércoles, para abordar la situación de Buch, decidió incorporarse a una de las marchas independentistas organizada por la ANC. Y el PDeCAT comenzó a organizarse. “A Buch, por lo que representa, por la defensa de los Mossos, no se le toca”, señalan fuentes del partido.