El Gobierno ha reaccionado. Sabe que la situación en Cataluña se le puede ir de las manos, y que el Govern de la Generalitat ya no sabe cómo responder a las acciones de los violentos, después de haber alentado las movilizaciones. A través de un comunicado, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha referido a los actos de esta tarde-noche en Barcelona, y en otras localidades, como Tarragona, tachándolas de “violentas”, con una advertencia clara: actuará con “toda la firmeza necesaria”. En un comunicado, considera que una "minoría" está intentando imponer la violencia, y que esa violencia es "generalizada y coordinada". Que esa "violencia" se produce de "forma generalizada" en todas las protestas que se han ido organizando tras conocer la sentencia del 1-O.
Esa actitud de firmeza se puede traducir en diferentes medidas en los próximos días o semanas. Sánchez no ha dejado de señalar, en los últimos días, que dispone del artículo 155 de la Constitución, pero, principalmente, de la Ley de Seguridad, que dejaría el control de los Mossos en manos del Ejecutivo.
Moncloa ha difundido que actuará a partir de tres conceptos: “firmeza, proporcionalidad y unidad”. Con ello quiere conseguir el apoyo del resto de partidos constitucionalistas, buscando la máxima unidad con el PP y Ciudadanos, y con la impresión de que Podemos no se desmarca de esas acciones. De hecho, sus representantes en Cataluña han criticado con más contundencia las propias acciones de los Mossos d’Esquadra que la de los violentos, que han provocado incendios y destrozos en el ensanche de Barcelona.
Pedro Sánchez ha tomado la iniciativa, tras comprobar cómo el Govern de la Generalitat se ha visto superado. Este mismo martes, las dudas han sido enormes, con el presidente Quim Torra admitiendo que hay “contradicciones” entre sus indicaciones para que el bloque independentista se movilice en las calles y el mandato a los Mossos d’Esquadra para que ofrezca seguridad en las calles.