El PSC mantiene una posición firme tras la sentencia del 1-O dictada por el Tribunal Supremo. Pero ha decidido no mezclar la valoración sobre la sentencia con otro tipo de actos que basan su fuerza en la simbología y en la historia de Cataluña. Ese es el argumento de los socialistas para justificar su decisión de no asistir al acto de homenaje al presidente Lluís Companys, con motivo del 79 aniversario de su fusilamiento en Montjuïc.
Los socialistas no han estado presentes, como partido. Sí lo han hecho el expresidente José Montilla, y David Pérez, en calidad de miembro de la Mesa del Parlament. El acto, como cada año, lo ha protagonizado la delegación de Esquerra Republicana, y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien ha clamado un “lo volveremos a hacer” en referencia al proyecto independentista y a la necesidad de votar en un referéndum de autodeterminación.
Rechazo a la desobediencia
Los socialistas no han querido formar parte de esa delegación, en un acto que ha servido para que el independentismo critique con contundencia la sentencia del Supremo sobre el 1-O.
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha marcado la línea respecto a la sentencia, con un rechazo a “cualquier tipo de desobediencia institucional y cualquier intento de enfrentar la legitimidad de las resoluciones judiciales con las decisiones de cualquier instancia de poder político”.
El error de los dirigentes independentistas
Lo que piden los socialistas es que se protejan las instituciones de esa nueva batalla política. “Las instituciones representativas deben representarnos a todos y, por tanto, a las diferentes opiniones que conviven en nuestra sociedad”, según el comunicado del PSC.
El juicio y la sentencia, señala el PSC, “son producto del error cometido por los dirigentes independentistas de saltarse la ley y de un fracaso de la política”.