Reflexión improvisada, pero necesaria. El independentismo entiende que ahora no debería presentar a los dirigentes presos en las listas electorales. La inminencia de la sentencia del Tribunal Supremo comportará que, al margen de la posible condena, los dirigentes independentistas sean inhabilitados para cargo público. Entonces, ¿qué hacer? La primera en abrir el fuego ha sido Laura Borràs, que, a título individual, pero porque sabe que es el debate interno que se ha generado en Junts per Catalunya y en ERC, asegura que deberían quedar fuera de las listas.
La dirección de Esquerra Republicana mantiene el mismo debate, pero, insiste, según las fuentes consultadas, que, hasta el último minuto, el candidato será Oriol Junqueras. La batalla, sin embargo, se mantiene con las instituciones europeas, con el Tribunal de Justicia de la UE, en Luxemburgo, para que resuelva la propia consulta del Supremo sobre la inmunidad del presidente de ERC, que fue elegido eurodiputado. Esquerra insiste en que se debería esperar esa resolución antes de la sentencia sobre el 1-O.
¿Un giro en Madrid?
En el caso de Junts per Catalunya el debate es más intenso, porque la indefinición del proyecto, con la presión de Carles Puigdemont desde Waterloo, es enorme. ¿Se podría intentar un giro en el Congreso, para realizar otro tipo de oposición? Algunos dirigentes manifiestan esa intención en privado, pero todo está ahora en el aire, a la espera de la propia sentencia y de los plazos para concretar las listas electorales.
Si la idea de Borràs se impone –ella forma parte del núcleo duro de Puigdemont—no podrán repetir como candidatos Jordi Sànchez, que encabezó la lista al Congreso; Jordi Turull, que formó parte de la lista por Lleida ni Josep Rull, que fue cabeza de lista por Tarragona.
¿Borràs de cabeza de lista?
Lo que sugiere Borràs es que los números dos, como ella por Barcelona, pasen a ser los números uno en las circunscripciones afectadas.
Pero, ¿Quién lo decidirá? Junts per Catalunya quiere consultarlo con los propios políticos presos y con Puigdemont, quien, desde Waterloo, acaba tomando las decisiones finales. Si retira a los políticos presos, sería admitir que él mismo pasará a un segundo plano.