La recepción del exmiembro de Terra Lliure Frederic Bentanachs por parte de Carles Puigdemont en su residencia de Waterloo (Bélgica) ha causado sorpresa en algunos círculos de poder del independentismo catalán. Fotografiarse en actitud cómplice con un conocido exterrorista no parece la mejor estrategia para ganar adeptos a la causa secesionista en el terreno internacional.
Sin embargo, la empatía mostrada por el expresident de la Generalitat fugado hacia el entorno de Terra Lliure tiene amplio recorrido. Y es que en los últimos tiempos Puigdemont se ha acercado a varios personajes con un pasado similar al de Bentanachs, uno de los fundadores de la ya extinta banda terrorista que reivindicaba la secesión de Cataluña y posteriormente reciclado como organizador de manifestaciones independentistas y como CDR.
Carles Sastre, invitado al Consell per la República
El caso más destacado es el de Carles Sastre, actual secretario general del sindicato independentista Intersindical-CSC --entidad cercana a Puigdemont--. Sastre fue condenado por el asesinato del empresario Josep Maria Bultó en 1977 y por pertenencia a banda armada --fue también juzgado, pero declarado inocente por falta de pruebas, del asesinato del exalcalde de Barcelona Joaquim Viola--. Fue miembro de la organización terrorista Exèrcit Popular Català (ÈPOCA) y cofundador de Terra Lliure a finales de los años 70 del siglo pasado.
Tras pasar once años en prisión (entre 1985 y 1996), este “gran reserva del independentismo” --según le definió el presentador de TV3 Xavier Graset en una polémica entrevista en la que también le calificó de “preso político”-- se dedicó al activismo político y sindical. En las autonómicas de 2012 formó parte de la candidatura de la CUP y en 2013 se hizo con el liderazgo de la Intersindical-CSC. Es en esta última condición en la que fue invitado al acto solemne de presentación del Consell per la República --entidad presidida por Puigdemont-- en el Palau de la Generalitat en octubre de 2018. Un año y medio antes, en diciembre de 2016, Sastre también participó en la cumbre prorreferéndum que el entonces presidente autonómico Puigdemont promovió en el Parlament.
Fin de año con Miquel Casals
Otra de las amistades peligrosas de Puigdemont es Miquel Casals. El expresident mantiene una relación muy estrecha con este exmiembro de Terra Lliure desde su época de juventud --ambos son gerundendes--. Casals fue detenido por orden del juez Garzón en 1992 en el marco de las operaciones desplegadas contra la banda terrorista, y fue condenado en 1995 a dos años de prisión por colaboración con banda armada y tenencia ilícita de armas. En 1996 fue indultado.
En una entrevista publicada en 2016 en Vilaweb, Casals admitiró que entró en CDC por mediación de Puigdemont, y que habían pasado juntos --con sus respectivas parejas-- la anterior Nochevieja. En 2017, ya con el expresidente autonómico huido en Bélgica, ambos volvieron a reunirse para tomar juntos las uvas.
Adam Majó, en la Oficina de Derechos Civiles
En octubre de 2018, el Govern nombró al exdirigente de la CUP Adam Majó director de la Oficina de Derechos Civiles y Políticos de la Generalitat, decisión que contaba con el vistobueno de Puigdemont desde Bruselas y que recibió fuertes críticas de los partidos de la oposición.
Pocos meses después, la entonces líder de Cs en Cataluña, Inés Arrimadas, acusó a Majó de haber sido miembro de Terra Lliure. Pero el activista lo desmintió, y aseguró que únicamente había militado en el Moviment de Defensa de la Terra (MDT), considerado el brazo político de la organización terrorista.
‘El Lobo’ y Boye
Más sorprendente, si cabe, fueron las declaraciones de Mikel Lejarza --alias El Lobo-- en junio pasado. El conocido infiltrado policial en la banda terrorista ETA aseguró que “en Terra Lliure, Puigdemont era uno más” y que huyó a Suiza en 1992. El Lobo abundaba de esa forma en los rumores en torno al periplo de un joven Puigdemont por varios países europeos en 1993, poco después de la operación de Garzón contra Terra Lliure.
Sin embargo, el expresident desmintió tajantemente haber tenido cualquier relación con Terra Lliure. Un desmentido al que se sumó su abogado, Gonzalo Boye, condenado a 14 años de cárcel en los 90 por colaborar con la banda terrorista ETA en el secuestro del empresario Emiliano Revilla.