El independentismo catalán tiene un nuevo referente: el movimiento revolucionario de Hong Kong que en los últimos meses ha intensificado sus protestas para defender la autonomía del territorio chino y, en algunos casos, la independencia.

Destacados activistas nacionalistas han equiparado España y Cataluña con China y Hong Kong, respectivamente. Y han asimilado el procés con la insurrección hongkonesa, especialmente impetuosa en las pasadas semanas.

Alay y Costa

Es el caso de Josep Lluís Alay, jefe de la oficina de Carles Puigdemont (JxCat), que ha dedicado una serie de tuits a comparar ambos movimientos --incluyendo algún que otro resbalón--. “El órgano oficial del Partido Comunista Chino en inglés amenaza a los ciudadanos de Hong Kong con el uso de la fuerza. Nada nuevo, como en España, vaya”, señalaba en relación una información sobre el envío de refuerzos policiales a Hong Kong. Y añadía: “Mentalidad enfermiza ‘a por ellos’”.

Josep Costa (JxCat), vicepresidente del Parlament, se ha postulado en una línea similar: “Lo que pasa en Hong Kong nos enseña algunas cosas, por ejemplo que las sociedades ricas (tienen un PIB per cápita superior al de Cataluña) también se pueden sublevar con todas las consecuencias”, ha señalado en un tuit.

JxCat y Terricabras

JxCat, la formación liderada por Puigdemont, ha ido más allá y ha exigido a China la liberación de los “presos políticos” de Hong Kong, ha mostrado su apoyo a la “autodeterminación” de la región administrativa especial china, y ha emplazado a una “negociación sin amenazas ni coacciones”.

También en la bancada de ERC han utilizado los acontecimientos en Hong Kong como referente. El exeurodiputado Josep Maria Terricabras ha defendido “hacer manifestaciones eficaces” tras la sentencia del juicio del procés, lo que ha traducido en “enviar 50.000 personas al aeropuerto, 50.000 a la televisión, 50.000 a La Jonquera [en la frontera con Francia] y 50.000 a la Delegación del Gobierno; y quedarse”. “Hong Kong demuestra que se puede hacer todo”, ha añadido.

“España es una democracia”

Sin embargo, juristas consultados por Crónica Global no ven demasiadas semejanzas entre el procés y el revuelta de Hong Kong. Rafael Arenas, catedrático de Derecho Internacional Privado de la UAB, destaca que la principal diferencia entre ambos casos es que “España es una democracia y China no”. A partir de ahí, añade, el resto de comparaciones son poco relevantes.

Arenas alerta de que la “estrategia de propaganda” del independentismo pasa por denunciar que “España es un país autoritario”, lo que es “una mentira evidente” que tiene poco recorrido.

“Acusar a España de autoritarismo”

El exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) e impulsor de Solidaritat Catalana per la Independència Alfons López Tena también subraya que ambos movimientos “no tienen nada que ver, fundamentalmente porque China es una dictadura y España no”.

López Tena tiene claro por qué el independentismo apela a este tipo de comparaciones: “Como los autoritarios son ellos --basta con ver cómo aprobaron las leyes de desconexión y cuál era su contenido, que ni China, ni Putin se ha atrevido a aprobar--, para enmascararlo, lo que hacen es acusar permanentemente al Estado español de un autoritarismo que no es cierto”. “La forma de quedar bien es calumniar al otro para, por contraste, quedar ellos bien”, añade, aunque considera que ya “nadie les hace caso” a nivel internacional.

“Desorientación”

El catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras apunta que las dos situaciones “no son equiparables en absoluto” por tratarse de “sistemas políticos y culturales muy distintos”.

“El nacionalismo catalán, de nuevo, busca ejemplos externos. Pero cuando una tendencia política que se caracteriza por la identidad propia intransferible cae una y otra vez en comparaciones con supuestos que nada tienen que ver, demuestra el estado de desorientación y desesperación en los que se encuentra al ver que ninguna de sus perspectivas tiene viabilidad”, añade. 

Ejemplos externos fallidos

Lo cierto es que la lista de ejemplos externos en los que el nacionalismo catalán ha tratado de reflejarse en los últimos años es larga y ha sido poco acertada.

En diciembre de 2018, el presidente de la Generalitat apeló a la “vía eslovena” para alcanzar la independencia de Cataluña, una ocurrencia que generó una fuerte polémica debido a que aquel proceso de secesión dejó medio centenar de muertos en el camino. De igual forma, los referentes anteriores utilizados por el nacionalismo catalán --Dinamarca, los países bálticos y Kosovo, entre otros-- tampoco fueron muy apropiados.