Si el verano pasado renunció a sus vacaciones en Cataluña, este año el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, instructor del juicio del procés, ha regresado para pasar unos días en la comunidad autónoma, donde suele acudir en la época estival. No obstante, lo ha hecho durante un corto periodo de tiempo y con una exposición limitada para evitar escraches como los que vivió el año anterior por parte de los CDR.
Llarena ha permanecido durante 10 días en una urbanización de la Costa Brava junto a su familia. Así, según El Confidencial, su estancia se ha basado en contadas salidas a la playa y cenas con amigos que no han sido superiores a tres semanales. De hecho, sus bajadas al mar se han producido en compañía de cuatro escoltas y siempre al caer la tarde, para evitar la exposición.
Precaución para evitar escraches
Las medidas de precaución de Llarena, que cuenta con protección permanente asignada por el Ministerio del Interior, atienden a los escraches recibidos desde que se hiciera cargo del procedimiento del 1-O, en octubre de 2017.
De hecho, hace un año, mientras cenaba en un restaurante de Mont-ras (Girona) con amigos, entre los que se encontraba el entonces concejal del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, fue increpado por un grupo de unas 15 personas de un CDR. Además, el magistrado ha tenido que cambiar su domicilio de Sant Cugat del Vallès por Madrid debido a los ataques con pintura amarilla.