El Papa Francisco ha criticado duramente el soberanismo, pues considera que "es una exageración que termina mal siempre: lleva a la guerra”. El jefe de la Iglesia Católica ha concedido una entrevista a La Stampa y Vatican Insider en la que explica que el soberanismo "conduce a las guerras", y que el populismo es una forma de imponer una actitud, una visión del mundo, que nada tiene que ver con una cultura popular, que realmente pondría a la gente en primer lugar.
"El soberanismo es una actitud de aislamiento --indica el pontífice--. Estoy preocupado, se sienten discursos que se parecen a los de Hitler en 1934. Primero nosotros….nosotros… nosotros. Son pensamientos que meten miedo. El soberanismo es clausura. La soberanía debe ser defendida, pero hay que proteger y promover también las relaciones con otros países, con la Unión Europea. El soberanismo es una exageración que termina mal siempre: lleva a la guerra”.
Apuesta por el diálogo
"La propia identidad no es negociable, se integra --añade--. El problema de las exageraciones es que se cierra la propia identidad, no nos abrimos. La identidad es una riqueza (cultural, nacional, histórica, artística), y cada país tiene la suya, pero debe ser integrada mediante el diálogo. Esto es decisivo: desde la propia identidad, abrirse al diálogo para recibir de las identidades de los demás algo más grande. No hay que olvidar nunca que el todo es superior a las partes. La globalización, la unidad, no debe ser concebida como una esfera, sino como un poliedro: cada pueblo conserva la propia identidad en la unidad con los demás»