“Estos días ha subido la temperatura en el Parlament, como pasa a menudo, pero también en todo el país. Estamos en plena ola de calor. Pueden que sean, dicen, las temperaturas más altas de 2019 y estamos en el mes de junio”. Habló Sergi Sabrià, presidente del grupo parlamentario de ERC. En ese arranque ya podía leerse entre líneas que el dirigente republicano se refería a las relaciones –tensas, ¿calientes?— con sus socios de Govern.

En el hemiciclo catalán nadie habría dado rienda suelta a la imaginación o, cuando menos, a la suspicacia, si el día anterior ERC no se hubiera desmarcado de Junts per Catalunya en la votación de una iniciativa legislativa popular (ILP) favorable a una nueva declaración unilateral de independencia (DUI). Lo hizo bajo el lema “No podemos vivir de gestos de cara a la galería”. Fue el propio Sabrià quien lanzó la puya a los neoconvergentes. Y ayer remató con ese aumento de las temperaturas. ¿Metáfora sobre las relaciones entre los socios de gobierno?

"Unidad estratégica y gestión"

“Queremos unidad estratégica y gestión del Govern”, asegura Sabrià a este medio.

Unidad estratégica, la que pide la Assemblea Nacional Catalana (ANC) a todo el independentismo, hoy dividido, de cara a la Diada del 11 de septiembre, que podría coincidir con la sentencia del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O. Unidad, en otras palabras, que Junts per Catalunya, cuyo declive solo es amortizado por la marca Puigdemont, reclama a ERC y la CUP. Por ahora, sin éxito.

El líder parlamentario de ERC, Sergi Sabrià, durante su intervención en el pleno del Parlament / EFE

Gestión, la que reivindica ERC, inmersa en su propia estrategia, lejos de la unilateralidad –se abstuvo en la votación de esa DUI que Junts avalaba— y cercana a un discurso más integrador.

Y sobre gestión, en este caso de la emergencia climática, versó la interpelación del republicano al presidente Quim Torra durante la sesión de control celebrada en la Cámara catalana. “La situación es de emergencia climática, es una crisis, es un colapso, no hay excusas que valgan ni más demoras ni más subterfugios posibles. No podemos permitir que nuestra temperatura media, en aumento obstinado los últimos diez años, sea la temperatura mínima de nuestros hijos mañana. No lo podemos permitir”.

"Toca cambiar de modelo y toca hacerlo ya"

El republicano continuó: “No es suficiente con declaraciones institucionales. Toca cambiar de paradigma, toca cambiar de modelo y toca hacerlo ya. Que la economía no sean solo números, sino que cumpla socialmente y también con el medio ambiente”. Una velada alusión, de nuevo, al eufórico balance económico que Torra hizo ante los empresarios en las jornadas del Círculo de Economía y reiteró con motivo de su primer año de mandato. Suben el PIB, las exportaciones y la inversión extranjera, bajan la tasa de paro y el déficit.

“Debemos poner las políticas medioambientales en el centro porque queremos de color amarillo un país que solo puede ser de color lila, pero hay que asumir de una vez y definitivamente que este país también debe ser de color verde. La república que queremos, que batallamos, que defendemos, que reivindicamos cada día, en todas partes, la queremos social y verde. El futuro es la república, cierto, pero el futuro en el mundo es derrotar esta crisis climática”, concluyó Sabrià.

La respuesta de Torra, preparada en la mayoría de los casos, pero especialmente cuando interpela un socio de gobierno, fue sacar pecho de las medidas impulsadas durante el mandato de Carles Puigdemont –ley del cambio climático, impuestos medioambientales…–. Si pilló o no la metáfora, es algo que no contemplarán los anales parlamentarios.