David Bonvehí se implica a fondo en la Operación Mas para evitar el cisma en el mundo posconvergente. El presidente del PDeCAT ha defendido que la formación que preside se integre en JxCat –la marca que impulsa Carles Puigdemont–, que pretende constituirse como partido político con Artur Mas como confeccionador de las listas y el expresidente en Waterloo como líder moral del movimiento.
Eso sí, ha dejado la puerta abierta a que esta articulación pueda ser por vía de la disolución, pero también a través de una coalición electoral o de una estructura mixta al estilo de ICV con Catalunya en Comú. En una entrevista en el Ara, el presidente posconvergente ha reconocido que "han perdido la condición de partido de referencia de la centralidad soberanista", aunque "apuesta por la marca y la filosofía de JxCat".
¿Casa grande?
Bonvehí lamenta la marcha de los críticos del partido: "Me gustaría no perder a nadie por el camino". Asegura que la receta "para que JxCat funcione es que todo el PDeCAT se sienta cómodo", en referencia los defenestrados por el entorno de Waterloo Marta Pascal, Carles Campuzano y Jordi Xuclà.
¿Cómo tendría que ser este nuevo espacio? Para David Bonvehí, Junts per Catalunya tiene que ser transversal para que personas de centro-izquierda y de centro-derecha pueden sentirse cómodas. Eso sí, el partido debe extender los brazos de la amplitud ideológica desde posiciones liberales o socio-liberales.
Decepción
David Bonvehí hace autocrítica. Ha admitido que solo se han fijado en el eje independentista y que han decepcionado a la parte ideológica de sus votantes. ¿El motivo? Que se ha obviado defender las posturas que había reivindicado siempre Convergència.
Tras constatar que cada día habla con el expresidente de la Generalitat Artur Mas, ha reivindicado que el PDeCAT aporta muchos alcaldes y "una manera de hacer que históricamente se ha llamado convergent, aunque los últimos años se ha desdibujado". "Nosotros estamos mucho más al centro que ERC", ha dicho Bonvehí, que también ha rechazado la posibilidad de que el Govern convoque elecciones como reacción a la sentencia del Tribunal Supremo.