El metro y los autobuses de Barcelona acogen desde hace unos días una llamativa campaña de Òmnium Cultural contra el juicio del procés --que está a la espera de sentencia por parte del Tribunal Supremo (TS)--, consistente en carteles con el lema “Ho tornarem a fer” (“Lo volveremos a hacer”), en referencia al intento de secesión unilateral de otoño de 2017.
La acción propagandística ha recibido fuertes críticas por parte de partidos y entidades constitucionalistas por considerarla una provocación y un desafío al alto tribunal. Todo ello, además, con el consentimiento de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) --que depende del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), a su vez presidida por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau-- a pesar de que su propia normativa impide este tipo de contenido publicitario.
Discurso desafiante de Cuixart ante el Supremo
La campaña promovida por Òmnium Cultural recoge las palabras pronunciadas por su presidente, Jordi Cuixart, durante su alegato final ante el Tribunal Supremo --que le mantiene en prisión preventiva acusado de rebelión y sedición--. En ese discurso, el activista nacionalista rechazó cualquier tipo de arrepentimiento por su participación en la organización y ejecución del 1-O, acusó al tribunal de celebrar un “juicio político” y aseguró que se le juzgaba por manifestarse, por expresarse, por movilizarse y por votar. “Lo volveremos a hacer”, concluyó.
Ahora, y mientras los jueces deliberan sobre la sentencia, la entidad independentista ha lanzado la campaña como una forma de mofa o vacile al alto tribunal. Y esta se muestra, además de en una veintena de autobuses y en diferentes puntos del suburbano, en cartelería fija y en pantallas luminosas en varias zonas de la ciudad.
Incumple las limitaciones publicitarias
Sin embargo, los acuerdos de TMB con las adjudicatarias de la gestión en exclusiva de los espacios publicitarios establecen una serie de limitaciones a las campañas publicitarias que pueden contratar, y que, según PP, Cs, Impulso Ciudadano y la AEB, se habrían incumplido con los carteles de Òmnium Cultural.
En el caso del metro, el contrato con JCDecaux y Publimedia establece que debe evitarse --y TMB podrá retirar-- “cualquier campaña o anuncio y en cualquier momento si se considera que puede ser ofensivo, atenta contra las normas sociales de convivencia, usos y costumbres, [...] puede afectar a la sensibilidad o el buen gusto colectivo ciudadano al cual va dirigida la publicidad, [...] o afecten a la imagen de las administraciones e instituciones en general”.
Prohibidos los “mensajes ideológicos”
En cuanto a los autobuses, el contrato con el Grupo Promedios rechaza aquellas campañas que “pudiesen afectar a la sensibilidad o al buen gusto del colectivo ciudadano al que va dirigida la publicidad, o cuando afecten a la imagen tanto de TMB como de las administraciones e instituciones en general”.
En este caso, Promedios, además, introdujo otro criterio restrictivo con el visto bueno de TMB, al indicar que “queda excluida explícitamente la publicidad de mensajes ideológicos o sobre creencias individuales, incluidas campañas que buscan exclusivamente provocar el debate social y eco mediático, promovidas por cualquier persona, grupo o entidad”.
TMB y Promedios, de perfil
Interpelada por este medio sobre la incompatibilidad de la campaña de Òmnium Cultural con la normativa de TMB, la empresa municipal se ha limitado a señalar que “los soportes publicitarios de las redes de transporte de TMB rigen la normativa general publicitaria y la legislación vigente en general” y que “los exclusivistas siguen las normas de autorregulación del sector y tienen sus criterios de gestión comercial, que aplican con conocimiento de TMB”.
Por su parte, el Grupo Promedios ha admitido que sus normas no permiten la inserción de “mensajes ideológicos” en sus campañas publicitarias, pero ha rechazado dar respuesta alguna al caso concreto de los carteles publicitarios de Òmnium Cultural.
Aval explícito de TMB
Fuentes conocedoras del funcionamiento interno de TMB consultadas por Crónica Global apuntan que una campaña de este tipo solo puede haberse implementado con el aval explícito de la empresa municipal. En ese sentido, destacan que la colocación de carteles en las máquinas validadoras del metro --como se ve en la fotografía superior-- suponen una situación excepcional que, sin duda, ha requerido de la aprobación de TMB.
Por otra parte, señalan que el código de conducta publicitaria de la asociación Autocontrol --asumido como normativa de autorregulación por el sector-- recoge entre sus "normas deontológicas" a cumplir que "la publicidad debe respetar la legalidad vigente y de manera especial los valores, derechos y principios reconocidos en la Constitución", un planteamiento que choca frontalmente con la campaña de Òmnium Cultural, que llama a desobedecer la carta magna.
Doble rasero
Populares y naranjas, además, critican el doble rasero utilizado por TMB --tanto bajo la etapa Colau como en las anteriores, con Xavier Trias (CiU) y Jordi Hereu (PSC) al frente del Ayuntamiento de Barcelona-- a la hora de decidir si autorizan o no campañas con alto contenido ideológico promovidas por el nacionalismo catalán frente a entidades de otras tendencias.
Así, recuerdan que en 2009 se vetó una campaña de la Asociación por la Tolerancia en los autobuses de Barcelona que recordaba a los padres el derecho a elegir la lengua vehicular --castellano o catalán-- para sus hijos en la primera enseñanza, tal y como acababa de reconocer una sentencia del Tribunal Supremo. Pocos meses después, TMB impidió publicidad antiabortista de E-Cristians en los autobuses. En 2011, Promedios vetó una campaña de apoyo al exjuez Baltasar Garzón. Y en 2013 la empresa censuró una campaña de promoción del libro de Marta Sibina y Albano Dante Fachin --editores de Cafè amb Llet-- Artur Mas: ¿Dónde está mi dinero? TMB, en cambio, sí permitió campañas como la de Plataforma per la Llengua en 2009 para denunciar la supuesta discriminación del Estado contra el catalán; la del Pacte Nacional pel Referèndum en abril de 2017 en la que se instaba a votar en el referéndum secesionista ilegal del 1-O; la de la ANC en septiembre de ese mismo año en la que se promocionaba la Diada independentista previa al 1-O, y la de Òmnium Cultural en mayo de 2018 que con el lema Mañana puedes ser tú denunciaba la supuesta represión del Estado contra el independentismo.
“Incita a una futura conducta ilegal”
La portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Barcelona, Marilén Barceló, ha sido muy crítica con la alcaldesa y presidenta de la AMB. “Colau habitualmente mira hacia otro lado cuando se trata de propaganda independentista. Y no es la primera vez que ocurre esto, nosotros hemos realizado varios requerimientos a Colau en la AMB para retirar este tipo de publicidad por parte de la ANC y de Òmnium Cultural”, ha señalado.
Para la dirigente naranja, “esta publicidad rompe la neutralidad ideológica que deben tener todos los servicios públicos, pagados por todos los vecinos de la ciudad de Barcelona. No se puede guardar silencio ante una campaña que incita a una futura conducta ilegal”. Y ha recordado que “este es el segundo acto de Colau como muleta del independentismo tras su investidura, después de colocar el lazo amarillo en el ayuntamiento”.
“Apéndice separatista de la Generalitat de Torra”
El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Bou, considera que TMB no debería permitir que en los transportes públicos se contrate publicidad ideológica y partidista como la nueva campaña de Òmnium, así como de otras asociaciones políticas que su único fin es provocar una reacción polémica. “Colau sigue haciendo de altavoz del separatismo, primero colgando el lazo amarillo en la fachada y ahora permitiendo que en Barcelona se exhiba esta publicidad que falta al respeto a muchos ciudadanos”, ha denunciado.
Bou ha subrayado que esta campaña vulnera la normativa que rige en TMB y ha reclamado ahorrarse “polémicas absurdas que no ayudan a mejorar la convivencia”. “Basta ya de convertir el ayuntamiento en un apéndice separatista de la Generalitat de Torra”, ha sentenciado.