Crece la presión del independentismo contra Ada Colau… hasta transformarse en vandalismo. La sede de Barcelona en Comú, situada en la calle Marina de Barcelona, ha sido objeto del lanzamiento de pintura amarilla. En el suelo, dibujos de lazos de ese color, el símbolo de la protesta contra el encarcelamiento de dirigentes secesionistas.

“En los dos últimos días han aparecido pintadas amarillas en la fachada de nuestra sede. Lamentamos que un símbolo antirepresivo sea usado con finalidades partidistas e intimidatorias. Seguiremos defendiendo una Barcelona plural que afronta las discrepancias con diálogo”, ha denunciado el partido de Colau en las redes sociales. ERC ha condenado las pintadas.

La decisión de Colau de presentar candidatura torpedea las aspiraciones del republicano Ernest Maragall a gobernar Barcelona. Las negociaciones no están cerradas, pero todo apunta a un posible pacto de los comunes con el PSC. Ambos sumarían 18 concejales, lo que según ambas partes, ya permite un gobierno sólido. Pero Manuel Valls ha ofrecido sus votos “sin condiciones” para impedir que la ciudad sea gobernada por el independentismo.

No se sentiría incómoda con los votos de Valls

Ayer, la alcaldesa se reafirmó en su apuesta por un tripartito entre BComú, ERC y PSC para gobernar el Consistorio de la ciudad e intentará conseguir este acuerdo hasta el mismo día 15, cuando se constituyen los ayuntamientos, aunque subrayó que si finalmente no es posible no se sentiría incómoda por renovar el cargo con el apoyo del alcaldable de BCN Canvi-Cs.

"Todos los votos que vengan, bienvenidos sean", declaró a La Sexta respecto a la oferta de Valls.

Por su parte, Maragall, se ha hecho eco de la crítica de DiEM25, el movimiento europeo fundado por el exministro de Finanzas griego Yannis Varoufakis, a la candidata a la alcaldía de BComú. En un apunte de Twitter, el republicano ha dicho: "El partido de Varoufakis critica a Colau por aceptar los votos de Valls".

DiEM25 publicó el sábado un mensaje dirigido a Colau, a quien preguntaba si realmente podía aceptar el apoyo Manuel Valls, a quien llaman "racista, autoritario y político oportunista que ha arruinado el Partido Socialista e incluso dañado la palabra 'izquierda' en Francia".