Nuevos detalles del plan secesionista para poner en marcha la república catalana. El Govern tenía previsto presentarse como un Estado ante el Ejecutivo chino. El objetivo pasaba por negociar un préstamo de hasta 11.000 millones euros para crear el Banco Central Catalán tras la independencia, tal y como adelanta este domingo Europa Press.
La Generalitat pretendía vender que la comunidad fue "ocupada militarmente en 1714" por las tropas borbónicas, pero que habría mantenido su "dignidad nacional" para lograr la secesión. Así lo refleja un informe de la Guardia Civil sobre la preparación del 1-O y que forma parte del sumario de la causa.
¿Historia manipulada?
En dicho documento se incluyen diapositivas en inglés preparadas en octubre de 2015 por el Gobierno de Artur Mas para explicar la viabilidad de una posible declaración unilateral de independencia (DUI) en el país asiático. Se encontró en un pendrive del exsecretario de Hacienda, Lluís Salvadó (ERC), y se titula Presentación de Cataluña como Estado.
En él, los aspectos históricos están deformados. El Power Point explica que "hace mil años, Cataluña emergió del Imperio Carolingio como un país independiente y mantuvo su propia organización política hasta el siglo XVIII". Además, afirma que "alcanzó su apogeo como potencia económica, política y de desarrollo cultural en el Mediterráneo, entre los siglos XIII y XV", pero que 300 años más tarde fue "ocupada militarmente" por Francia y España.
Camino a la ruptura
Las diapositivas, que llevaban meses preparadas, planteaban una posible DUI tras las elecciones del 27 de septiembre de 2015. Se apoyaban en que el "48% de la población" votó a favor de la independencia en esos comicios. Consideraba que este resultado habilitaba al Parlament a "crear su propia legitimidad a través de la legislación".
El documento parece que guardaría relación con los apuntes encontrados entre los archivos de Salvadó tras el registro policial en su domicilio particular y que fue enviado en mayo de 2016. En dichos escritos, se abordaban cuestiones que se formulaba el Gobierno chino acerca del futuro Banco Central Catalán y de la declaración unilateral de independencia. La Generalitat esperaba blindar una vía de financiación que le permitiera sobrevivir durante el tiempo que pasara hasta conseguir los supuestos reconocimientos como estado internacionales y de que llegara la estabilización económica tras la secesión.
Varios caminos
Los independentistas preveían dos vías para conseguir la secesión: una pactada y una unilateral. La primera constaba de un referéndum legal y acordado, mientras que la segunda apostaba por una consulta unilateral y la consiguiente separación de España. Tras la mencionada ruptura, el Govern debía comportarse "como si Cataluña no fuese parte" del resto del país.
Si se aceptaba la separación, la Generalitat apuntaba a que España "sufriría una crisis de deuda con una contracción del 20% del PIB y una reducción de sus ingresos por la disminución de los impuestos y contribuciones sociales provenientes de Cataluña". La presentación de las transparencias concluía con un alegato final: "Ganará el que más resista".