Los movimientos serán continuos en las próximas semanas, con una guerra por la sucesión interna de Carles Puigdemont para liderar un nuevo partido, refundado, que mantendrá el nombre de Junts per Catalunya. Los alcaldes del PDeCAT, los que han aguantado en sus localidades, y con el todavía presidente del partido, David Bonvehí, intentan apuntalar sus posiciones, pero la decisión ya está tomada: Puigdemont no quiere saber nada de Bonvehí, aunque éste sí tendrá un papel a la hora de potenciar un nuevo liderazgo, con dos nombres en primera línea: Marc Castells, alcalde de Igualada o Àngels Chacón, la actual consejera de Empresa de la Generalitat.
Lo que está en juego, antes de que todo eso se dirima, es el poder de algunos de esos alcaldes, y la llave la tendrá Esquerra Republicana. Bonvehí, como último servicio a Junts per Catalunya, espera que Marc Castells mantenga el mando en Igualada, y también está pendiente de Tortosa, con Meritxell Roigé, una plaza que había gobernado con claridad en los últimos años Ferran Bel. Aunque los dos han ganado, dependerán de Esquerra para ser elegidos en los plenarios del 15 de junio.
Marc Castells, alcalde de Igualda y presidente de la Diputación de Barcelona
Un dirigente, un partido, un movimiento
El núcleo de Puigdemont, sin embargo, tiene otros nombres y otros planes. La apuesta se centra en dirigentes que forman parte del Govern y que querrían tomar el mando de todas las instancias de Junts per Catalunya: el partido, el grupo parlamentario y el Govern de la Generalitat. Se trata de un modelo que había mantenido Convergència en el pasado, pero siempre bajo el mando de un liderazgo absoluto, el de Jordi Pujol, un dominio que nadie tiene en estos momentos.
Ese entorno de Puigdemont lo forman Miquel Buch, consejero de Interior, promocionado por Jordi Turull desde la cárcel, y Damià Calvet, el que apoya Josep Rull, también en prisión. También están en ese círculo Meritxell Budó, la actual consejera de Presidencia y portavoz del Govern; Jordi Puigneró y la propia Chacón, además de otros altos dirigentes, como Josep Ramon Casals, exalcalde de Molins de Rei. Y lo que pretenden, siguiendo a Puigdemont, es dejar de lado de forma definitiva la fórmula del PDeCAT. Y salvar a algunos cuadros y dirigentes, como el propio Bonvehí, pero en ningún caso como presidente o coordinador general de Junts per Catalunya.
Miquel Buch, consejero de Interior, en una imagen en el Parlament
La tradición convergente y pujolista
¿Tiene solución, puede haber algún encaje? Fuentes del PDeCAT consideran que no, que la suerte está echada, y que Puigdemont no quiere renunciar al mando de la nueva formación postconvergente. Pero sí está dispuesto a un sucesor “interno” de su confianza.
Ese fue el mensaje del expresidente al propio Bonvehí, en una reunión en Waterloo, apuntado por Crónica Global. Y todo está pendiente ahora de la labor que pueda realizar Artur Mas. Para éste, el suceso favorito debería ser Castells, un hombre que ha bebido de la tradición convergente, cuyo suegro es Ramon Mir, exconcejal de Igualada, un histórico pujolista. Sería buscar un puente con las familias convergentes, intentando rehacer un espacio ideológico central. Puigdemont tiene otros planes, pero escuchará a Mas.
¿Un nuevo partido catalanista conservador?
Quedarán huérfanos, sin embargo, al margen de quién sea ese sucesor ‘interno’, mientras Puigdemont seguirá siendo el líder del “exilio”, muchos cuadros y dirigentes del PDeCAT, que se sentirán “liberados” para establecer un camino propio. Se trata de dirigentes como Carles Campuzano, Jordi Xuclà, Marta Pascal, o el propio Ferran Bel. Fuera de esas fronteras, les esperan otras plataformas que persiguen lo mismo, como Convergents --el partido que puso en pie el exconsejero Germà Gordó-- o una formación de corte catalanista que intenta organizar Josep Ramon Bosch, presidente de Societat Civil Catalana, junto a Eva Parera, exdirigente de Units per Avançar.
David Bonvehí y Carles Puigdemont
¿Cómo se concreta todo eso? El núcleo de Puigdemont quiere rehacer Junts per Catalunya a través de un congreso de refundación. Será en el mes de julio. En el caso del PDeCAT, todo dependerá de la decisión de Bonvehí, que tiene la potestad de convocar una nueva asamblea. Al margen de los problemas jurídicos que todo eso pueda plantear, --el PDeCAT es propietario de la marca de Junts per Catalunya-- lo que nadie descarta es que se constituyan dos formaciones distintas, que busquen espacios electorales diferentes.