Existe una “gran contracción”. Los españoles se sienten identificados con el proyecto europeo, pero ¿qué hacen los gobiernos españoles en relación a los nuevos retos que se plantean en Europa? El Círculo de Economía, que ultima las jornadas económicas de Sitges que se celebrarán en el último fin de semana de mayo, reclama “un proyecto español” para Europa, con la idea de que se abre un ciclo nuevo, en el que los grandes países, como Francia y Alemania van a pedir a España que asuma un mayor papel y que también lidere los cambios que serán ya inaplazables.
Es el mensaje de la nota de opinión del Círculo de Economía, que preside Juan José Brugera, y que incide en cómo España puede participar en los grandes debates que deberá afrontar la Unión Europea. El acento se coloca en “una política antitrust en el campo de las grandes tecnológicas”, la necesidad de “avanzar en la defensa común y consolidar el hoy inacabado mercado único”, además de atender “aquellas inquietudes ciudadanas que no pueden ser plenamente abordadas en el ámbito nacional, como la inmigración, la seguridad o el medio ambiente”.
Aceptar el multipartidismo
El Círculo de Economía se refiere a la situación de la política española y catalana, pero lo hace para pedir, sin grandes concreciones, que se apueste por “una nueva cultura política” que asuma el multipartidismo y la necesidad de llegar a acuerdos, siguiendo experiencias, precisamente, europeas como la de Holanda. Esos acuerdos deberían permitir, según el lobby empresarial, “consolidar una economía todavía frágil y dar respuesta al conflicto territorial”. En ese aspecto, se considera que las cifras de paro, a pesar de que han mejorado, son “inaceptables”.
Pero el interés del Círculo se centra en las elecciones europeas, con la convicción de que serán trascendentales, y de que los resultados se leerán “en clave genuinamente europea”, teniendo en cuenta el posible ascenso de los partidos populistas.
Inmigración y Brexit
Lo que ha ocurrido se considera preocupante, con una crisis social y política, con la “pérdida de confianza en el futuro y la búsqueda de amparo y certidumbre en las instituciones más cercanas y conocidas que alimenta este creciente nacionalismo”. A ese factor se añade la inmigración, con un flujo migratorio, producto en gran medida del conflicto bélico en Siria que no se ha sabido gestionar; y la división este-oeste. Pero también se fijan las cuestiones que han ido en un sentido positivo, como la gestión de la crisis del euro; la gestión del Brexit, con una posición firme desde la Unión Europea o el inicio “de lo que puede ser una innovadora política antitrust”.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez
En ese sentido, que preocupa de forma especial al Círculo, la nota de opinión es clara: “Si se confirma la voluntad para abordar la regulación de las grandes multinacionales tecnológicas, se reforzaría el papel de Europa en el mundo y de la Unión como modelo de gobernanza internacional. Abrir el mercado y acabar con las posiciones monopolísticas podría estimular la industria europea, beneficiar a los ciudadanos, aumentar los ingresos fiscales, y defender la privacidad de las personas”.
El reto para Pedro Sánchez
Pero, ¿y España? “En las actuales circunstancias, España debe formar parte activa de esta coalición de países a los que corresponde repensar el proyecto europeo, para que responda mejor a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos”. “El europeísmo compartido por la práctica totalidad de partidos políticos españoles, así como la realidad social y económica del país, conjuntamente con su propia dimensión y por el peso demográfico, avalan la aspiración a ese mayor protagonismo”.
Con la participación del presidente en funciones Pedro Sánchez, del líder de Podemos, Pablo Iglesias y del presidente de la Generalitat, Quim Torra, el Círculo de Economía abordará ese papel que se reclama para España justo después de las elecciones municipales, autonómicas y europeas que se celebran el 26 de mayo. El propio Sánchez tendrá la oportunidad de apostar por coliderar la Unión Europea con Francia y Alemania, como presidente de la cuarta economía de la zona euro.