Una posición "clara y firme" en relación a Cataluña. Así lo recoge la Declaración de Granada, el manifiesto que en julio de 2013 suscribió el Consejo Territorial del PSOE, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba --recientemente fallecido-- estaba al frente del partido. Una apuesta por un modelo de España que descartaba la "ruptura" pero también el "inmovilismo". El proyecto de los socialistas, bajo el mando de un político muñidor de acuerdos al tiempo que azote de adversarios, rechazaba recentralizar España y a su vez criticaba el paso del nacionalismo moderado catalán al "secesionismo". Y tildaba así de "desastre" la intención de desmembrar el país.
El objetivo de aquella cumbre de partido fue alumbrar un nuevo diseño de la Constitución y acortar distancias con el PSC, que en aquel tiempo lideraba Pere Navarro. "Ni el retroceso ni la ruptura son la solución que España necesita. Pero tampoco lo es el inmovilismo, porque hay realidades que están ahí y no se pueden ignorar", incluye el citado documento.
Federalismo
La solución que proponía Rubalcaba era una reforma en profundidad. Actualizar y perfeccionar el Estado de las Autonomías hacia lo que los socialistas consideraban su sentido natural: el federalismo; el punto de encuentro para restablecer el consenso territorial en España. "Propongo avanzar más. No avanzar a un sitio donde no sepamos a dónde vamos. No os propongo avanzar a una aventura incierta. Os propongo avanzar por un camino ya trillado que han recorrido otros países antes que nosotros, por ejemplo Alemania y Estados Unidos. Se llama federalismo. Os propongo avanzar juntos", manifestó en un mitin en L'Hospitalet de Llobregat en 2012, cuando Navarro se presentaba a las elecciones catalanas.
La Declaración de Granada reivindicaba también la necesidad de llevar a cabo cambios constitucionales precisos, desde el reconocimiento de los hechos diferenciales hasta la aprobación de un sistema de financiación autonómica "justo y equitativo". En la rueda de prensa para presentar aquel documento, Rubalcaba dio por zanjada la división interna al alabar el "modelo compartido" entre PSC y PSOE y subrayó la importancia de alcanzar un acuerdo al menos tan amplio como el de 1978. "Más que un pacto territorial, es una propuesta de un nuevo pacto para convivir, de cohesión social, de igualdad", subrayó en 2013.
Estatut
Rubalcaba fue jefe de la delegación socialista en la negociación del Estatut en 2006 que el PSOE pactó con CiU. Años después reconoció que aquel documento fue un intento del Gobierno para recoger las "ansias" de autogobierno en Cataluña, y admitió que "algo hicimos mal", para constatar que el debate sobre la norma institucional no benefició ni al Ejecutivo central, ni al Govern, y tampoco a Convergència.
El exvicepresidente del Gobierno también consideró que la sentencia del Tribunal Constitucional --después de que el PP recurriese-- fue "disparatada" y la manifestación que convocó el entonces presidente de la Generalitat, José Montilla, "un error". "Lo del Constitucional, ahora lo puedo decir, fue la chapuza mayor del reino, con impugnaciones, con una sentencia disparatada, un desastre", lamentó en Onda Cero.
Crítico con el independentismo
Tras alejarse de la primera línea política, que abandonó en 2014, el histórico dirigente socialista no dudó en mostrarse muy crítico con el nacionalismo catalán. Ya lo hizo en el debate sobre el estado de la Nación un año antes, cuando manifestó que existía una crisis de conviviencia entre Cataluña y el resto de España, y que ese desencuentro exigía la atención de los dirigentes políticos.
"Es un tema que ya aburre; a la audiencia no le interesa, decían. El tiempo, por desgracia, me ha venido a dar la razón, pero de nada sirve llorar sobre la leche derramada. Es preciso abordar este futuro incierto ante el que nos ha situado tanta irresponsabilidad y tanta ceguera", manifestó a través de una carta que publicó El País hace dos años. Un texto en el que pedía ir más allá de "bienintencionados, y genéricos, llamamientos al diálogo", pero, ante todo, "plantear un proyecto político". Ante la propuesta de independencia de Cataluña defendió la de necesidad de continuar denunciando los "atropellos y mentiras" del Ejecutivo catalán, del que dijo "se cree por encima de las reglas democráticas".