Manuel Valls se siente fuerte. Comienza la campaña electoral a la alcaldía de Barcelona y quiere demostrar que todo “está abierto”. Lleva meses preparando su candidatura, con un equipo y una lista electoral de carácter “transversal”, aunque sus críticos le achacan que ese objetivo inicial no se ha cumplido. Rechaza que su candidatura se deba identificar con Ciudadanos, e insiste en que el gran “peligro para la ciudad” es que se produzca una alianza entre “el separatismo y el populismo”, que identifica con Ernest Maragall y la actual alcaldesa Ada Colau. “Quien puede impedir la alianza del populismo y el separatismo soy yo”, sentencia en una entrevista con Crónica Global.
La política de alianzas llegará después de la noche electoral. Sin embargo, ya se han establecido algunas cosas claras. Los propios protagonistas lo admiten. Tanto Ernest Maragall, al frente de ERC, como Ada Colau, como líder de los Comuns, han mostrado su disposición a llegar a un acuerdo. Como tercer elemento se sitúa el socialista Jaume Collboni, y en una cuarta posición Junts per Catalunya, con Elsa Artadi, que no quiere saber nada de Colau, pero sí se presta a una alianza con Maragall.
"Yo quiero pactar con el PSC"
¿Se puede repetir un tripartido de izquierdas? Manuel Valls no lo descarta. Y considera, en la entrevista con Crónica Global, que él no engaña a nadie, desde el inicio de la campaña: “Yo siempre he dicho las cosas claras, y digo que quiero pactar con el PSC, e impedir la alianza entre el separatismo y el populismo. Ahora, también digo que yo no he gobernado esta ciudad, y Collboni sí. Lo hizo durante 16 meses como teniente de alcalde de Colau, y lo seguiría siendo si la alcaldesa no hubiera echado a los socialistas, por haber apoyado el 155, y eso lo sabe el candidato del PSC”.
Pero, ¿cuál es el problema para Valls? El alcaldable tampoco se esconde: “Ganar y gobernar son cosas distintas, y yo, primero, tengo que ganar y en ese lapso, en la campaña, estará muy bien que los socialistas recuperen su espacio, y nosotros lograr el nuestro. El objetivo es sumar más, y por eso es importante debatir y contrastar los proyectos de ciudad, con la máxima claridad.
Batalla de ciudad, no de partidos
La cuestión es conocer cómo puede influir el contexto de la política española en las municipales, tras las elecciones generales, y el papel de Ciudadanos, el partido que da apoyo a Valls. El alcaldable insiste en que no debería tener un papel clave: “Barcelona no puede quedar fuera del foco de la política española, pero hay una realidad como ciudad que exige que Barcelona no sea cosa de partidos”, señala, aunque admite que las marcas de los partidos son importantes.
Valls incide en que su candidatura quiere trascender esa batalla entre marcas políticas. Y se pronuncia sobre la disyuntiva de Ciudadanos, que en la política española quiere mantenerse en la oposición al Gobierno del socialista Pedro Sánchez. “Yo no me dejaré acorralar por esos problemas, aunque los entiendo. El problema no es la relación entre Ciudadanos y el PSC. Mi lista es transversal, y con mi liderazgo lo que quiero es demostrar que Barcelona no es una cosa de partidos, y que ahora, en estas elecciones municipales, no hay el peligro de Vox. Eso ha pasado”. Con ello, Valls reivindica la autonomía de la política local, apostando por acuerdos con el PSC, al margen de lo que pueda hacer Ciudadanos, con Albert Rivera al frente, respecto al PSOE en Madrid.
La frivolidad sobre los pactos
Su campaña electoral se basa en esa posible alianza, entre los Comuns y Esquerra, con la duda sobre el papel que ejercerá el PSC. Valls rechaza que Esquerra se quiera presentar ahora como una fuerza moderada. Su idea es que los barceloneses “votarán por un modelo de ciudad, no por repetir lo que ha ocurrido en las elecciones generales”. Y sobre ese modelo de ciudad, el ex primer ministro francés cree tener un programa más atrevido y más enfocado a las necesidades de la capital catalana, como su apuesta para atraer inversiones internacionales, o la lucha para erradicar la inseguridad ciudadana. “Es que si creemos que los liderazgos no son importantes, si pensamos que se repetirá todo igual, entonces mejor no celebrar elecciones municipales y repartir los votos en las generales para asignar concejales”.
A la pregunta sobre qué puede ser más perjudicial para la ciudad, si un gobierno que repita el esquema de Ada Colau, con la misma líder, o un gobierno en clave independentista, Valls sostiene que son las dos caras de una misma moneda. “Tanto el populismo como el separatismo suponen el mismo riesgo. El pacto más probable, porque ellos mismos lo han defendido, es el de Colau con Maragall, y eso suma el desastre de la gestión de Colau con el separatismo. A veces se actúa con cierta frivolidad, desde Barcelona, pero también desde Madrid, sobre los retos de la elección de la alcaldía en Barcelona. Pero para el Gobierno de España un gobierno municipal entre Esquerra y Colau sería un problema grave”.
Dispuesto a mantener esas posición hasta el final, Valls asegura que trabajará hasta “el día 24 de abril por la noche” para convencer a los barceloneses. Insiste en que “hay partido”, y que todo está “abierto”, sin descartar “sorpresas”.