El exdiputado de la CUP David Fernández ha intentado resistirse, pero ante la contundencia del juez Manuel Marchena ha accedido a contestar a la acusación particular que ejerce Vox en el Tribunal Supremo. El también periodista ha expresado sus reservas éticas a contestar a Vox y ha barajado la posibilidad de no responder, pero el presidente del tribunal le ha parado en seco y le ha espetado que el tribunal no estaba para contestar "consultas" y que si no quería responder a todas las partes del juicio debería "asumir las consecuencias".
Lejos de lo que marca la desobediencia civil, que es responsabilizarse de los propios actos, el activista antisistema ha optado por contestar a Vox argumentando que no quería que su "testimonio" fuera invalidado. Ha lamentado que "por imperativo legal" tuviera que responder a la acusación particular. De este modo se ha desmarcado de sus compañeros de partido Antonio Baños y Eulalia Reguant que se negaron a contestar a las preguntas de la formación de extrema derecha y que deberán pagar una multa de 2.500 euros.
El abogado de la acusación particular ha preguntado si había personas del entorno aberztale en las protestas del 20 de septuembre de 2017 y Fernández ha replicado que hubo gente de Arran presente.
"Deliberada actitud pacífica"
Antes de responder a la acusación particular, Fernández ha asegurado haber ayudado a la Policía Nacional en sus tareas en la sede de la CUP cuando los agentes fueron a buscar material electoral. Se ha quejado porque no le dejaron ingresar en los despachos y haber actuado sin tener "orden judicial". Así como el anterior testigo de En peu de pau, ha defendido que "promovía la no violencia" y que, de hecho, los ciudadanos reunidos frente a la consejería el 20-S mantuvieron una "deliberada actitud pacífica".
El exdiputado autonómico ha insistido en el pacifismo de las protestas cuando ha aseverado que "se habla de lo que sucedió, pero no de lo que no sucedió. ¿Qué hubiese pasado si 2,3 millones de personas hubiesen tenido una estrategia violenta? No estaríamos hablando aquí de lo que se habla". A las preguntas de la Abogacía del Estado sobre si esa resistencia pasiva pasó a ser "fuerza" contra la autoridad, el testigo ha declarado que "si fuerza es fortaleza y poder de reunión, sí que se usó para evitar el secuestro de urnas".
Camiseta de Giovanni Falcone
Fernández se ha personado en la sala segunda del Supremo con una camiseta de tributo a Giovanni Falcone, un juez italiano que luchó para desmantelar a la Cosa Nostra y lo cobró con su propia vida al ser asesinado por la mafia.
Su camiseta con un mensaje sutil hacia la justicia ha contrastado con la decisión de la Policía Nacional de expulsar de la sala al exconcejal de la CUP Albert Boada por llevar una camiseta pidiendo la libertad de los dirigentes en prisión preventiva por esta causa, en contra del criterio establecido por los magistrados al inicio de la vista.
Según han informado fuentes del alto tribunal, la Policía se ha percatado de que llevaba esta camiseta negra con el eslógan en catalán: "Llibertat presos polítics!" una vez que ya estaba sentado en los bancos reservados para el público. En ese momento, los agentes le han invitado a abandonar la sala, pero Boada se ha resistido. Una vez fuera, también se ha opuesto para entregar la tarjeta de identificación que le permite entrar como público al Salón de Plenos y ha alzado el puño por el pasillo del Supremo, han señalado las fuentes consultadas. No es primer incidente con algún miembro del público en el juicio, pero el de este jueves sí es la primera vez que se ha procedido a expulsar a alguien de la sala.