Todo a punto. Los candidatos estuvieron este domingo preparando el debate de este lunes en RTVE. Las encuestas están siendo determinantes para crear un estado de opinión, pero no hay nada decidido. Los expertos en demoscopia no se atreven a calibrar lo que pueda suceder en la próxima semana. Pero quien lo tiene claro es Pedro Sánchez. Le interesa aparecer, aunque no esté el candidato de Vox, Santiago Abascal, como el mártir de una coalición de derechas que pueda provocar "un retroceso" en España.
Los sondeos indican que Sánchez estaría cerca de lograr un 29% de los votos. Los porcentajes, sin embargo, no indican gran cosa, porque todo depende de dónde se logren esos sufragios, con muchas provincias que ofrecen sólo entre tres y seis diputados que pueden inclinar la balanza. Los politólogos consultados consideran que la volatilidad es máxima, y que en los dos últimos días muchos españoles podrían decidir su voto: si los que dudan ofrecen su apoyo a partidos de derecha, en concreto al PP, como refugio útil, la posibilidad de repetir la experiencia andaluza es real.
El apoyo de los "separatistas"
Sánchez jugará esa carta en los debates, según las fuentes consultadas. No ha querido arriesgar en la campaña, y, de hecho, su principal error, ha sido el propio lío con los debates con su aceptación inicial a participar en un debate con Vox en Atresmedia, que invalidó la Junta Electoral Central. Ahora, con dos debates por delante, en el de este lunes en RTVE y el martes en Atresmedia, entre los principales cuatro candidatos, su misión es aparecer como un “mártir” al que todos quieren golpear. Tanto PP como Ciudadanos insistirán en que su posibilidad para ser presidente del Gobierno pasa por los partidos “separatistas”, mientras que le tocará a Pablo Iglesias arremeter contra la derecha como un “peligro real” de que España retroceda en libertades.
Ciudadanos lo tiene muy claro. El filósofo Fernando Savater, que ha sido una de las referencias, primero para UPyD, y luego para los dirigentes de la formación naranja, ha señalado que para desplazar a Sánchez del poder se puede aceptar el apoyo de Vox, que es prioritario que el candidato del PSOE –que no los socialistas—quede fuera del tablero de juego. Y a eso se agarra Albert Rivera y Pablo Casado.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera
Voto concentrado en la izquierda
Sánchez, por tanto, no quiere cometer “ningún error” que pueda reforzar esa tesis de los partidos de derecha. Sin embargo, la presión podría situarse en el mismo campo de esa posible coalición a la andaluza.
El politólogo Juan Rodríguez Teruel considera que puede ocurrir lo contrario, que el voto se concentre en el bloque de izquierdas, y que en la derecha la batalla sea por lograr la hegemonía para ejercer, posteriormente, la oposición. La idea de Rodríguez Teruel, expuesta en Agenda Pública, es que la batalla es interna en el campo de la derecha, con una pugna entre los tres partidos, PP, Ciudadanos y Vox en las circunscripciones más pequeñas.
¿Desmovilización, de quién?
De la misma forma, y ese es el peligro para Sánchez, la izquierda puede perder el efecto de movilización que ha experimentado en las últimas semanas, si se percibe que el PSOE gana las elecciones con relativa facilidad. Eso, en todo caso, los expertos demoscópicos no lo han comprobado hasta ahora. Debería contar, como apunta Rodríguez Teruel a Crónica Global, “con una desmovilización, principalmente del votante de Podemos, que se quedara en casa”.
La candidata del PSC, Meritxell Batet
Siguiendo las hipótesis sobre esas movilizaciones, Rodríguez Teruel también señala que el mundo nacionalista, en Cataluña y en el País Vasco, podría optar claramente por Sánchez. Eso explicaría cómo en Cataluña el PSC podría ser la fuerza ganadora, y batir, en un pulso cerrado que mantiene estos días, a Esquerra Republicana, con un resultado pobre para Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont.
Los mensajes de los partidos
¿Existe un doble problema para Sánchez al tener que acudir en 24 horas a un segundo debate, esta vez en Atresmedia? Los mismos expertos consultados señalan que no, que se tratará de un mismo debate con más variantes, y que la estrategia de todos los candidatos no variará.
Lo importante es lo que ocurra a partir de la noche del martes, cuando en tres días las maquinarias de los partidos interpreten lo sucedido con determinados mensajes. El efecto del “caballo ganador” es muy importante en esos días, ya sin encuestas oficiales y con informaciones que llegarán a las direcciones de los partidos, que encargan sus propios sondeos. Si de los dos debates aparece un ganador claro, --cosa complicada con cuatro candidatos—eso podría ser vital para el resultado final.